El regaño rompió el hilo del momento y despertó a más de uno que para esa hora dormitaba en la sala 21 del Tribunal de Justicia de la Ciudad de México: 

"Ponga atención para no estar repitiendo; defensores, tengan comunicación con él, asesórenlo, por favor".

El juez levantó la voz en más de una ocasión y por momentos se desesperaba, como cuando a un maestro no lo entiende un alumno.

Ahí, combinadito con su traje caqui, calvo pero con barba crecidísima -aunque parezca muy incongruente-, gordo, más que de costumbre, estaba Javier Duarte de Ochoa. 

Escuchó sus acusaciones. Hacía anotaciones, hablaba con sus abogados, que si acaso tuvieron intervenciones solo para darse por notificados. Vaya, habló más el acusado.

Y seguro prefirió luego haberse quedado callado, pues poco faltó para que le dijeran "cállate chachalaca".

El juez Júpiter, que para nada andaba en la luna como Duarte, lo regañó en al menos seis ocasiones y de paso pidió a sus abogados ayudarlo.

El ridículo papel de la defensa quedó evidenciado cuando tras la lectura de la imputación, se le preguntó al ex gobernador si había entendido o tenía dudas.

-¿Me podrían precisar cuál es la conducta que yo desplegué? ¿Qué es lo que yo hice?, preguntó Duarte. 

Y sin dar oportunidad a los fiscales de responder, el juez dio la primera advertencia: "eso no es propio de esta etapa".

Duarte siguió cuestionando. Respecto del delito de abuso de autoridad, ¿cuál es mi supuesta participación?

"Defensores, tengan comunicación con él, asesórenlo por favor. Esto solo es para saber si entendió, eso es parte de la vinculación", espetó el juez.

Y así una y otra y otra vez. Hasta los presentes sintieron feo con tanto regaño, mientras los abogados solo se veían unos a otros.

La agilidad del juez logró que en tres horas, se imputaran dos carpetas. Pero ese momento duró poco cuando Duarte solicitó que no se le impusiera ninguna cautelar, o cuando menos, no la prisión preventiva. Y nuevamente, la llamada de atención. 

"¿Me está diciendo que debo ignorar el Código Nacional y no imponer medida alguna? Usted está preso, para ponerle otra medida debería estar en libertad, se queda preso".

Sí, Javier Duarte se quedó preso.

Gabriela Rasgado