“López Obrador puede llegar a mi casa, romper a patadas la puerta, golpear todo a su paso, mentarme la madre y hasta patear a mi perro… y aún así seguiré creyendo en él”.

Lo anterior es -parafraseando- lo que comentó el conductor Callo de Hacha hace tiempo en Telefórmula refiriéndose a los que creen ciegamente en AMLO.

Este domingo López Obrador mostró una parquedad de ideas en temas de política exterior que rayó en lo ridículo, un discurso carente de sustento más allá de “Yo soy el que soy”.

Pero AMLO no dirige su mensaje a la reflexión, él envía su sibilino y profético mensaje directo al corazón… eso es Habilidad.

Los Pejezombies o Chairos, como los quiera llamar, no lo siguen porque reflexionen, sino porque el PRIAN despedazó en un siglo el alma y la voluntad del pueblo con tanta tranza, escupir en la Constitución y retorcer las leyes.

Con un ápice de autocrítica AMLO exhibió sus limitaciones, y aún con eso la mayoría de los mexicanos siguen diciendo “Pégame, pero no me dejes”.