A la mayoría de candidatos a diputados -federales o locales- les falló la estrategia de comunicación y no precisamente por las vías contratadas, sino porque no tuvieron ni idea de cómo comunicarse con los ciudadanos.
En los debates la mayoría dejó mucho que desear.
Salvo uno que otro, la mayoría exhibió solo pobreza discursiva y si así les fue aquí, imagínese el papel que harán en la máxima tribuna de la nación, frente a expertos tigres rasurados en el debate.
Es enorme el número de ciudadanos que apenas recuerdan sus nombres o el distrito por el que compitieron.
Las redes sociales no les funcionaron como publicidad porque éstas no hacen magia si no se saben manejar.
La mayoría de los candidatos a diputados federales buscaron ‘ahorrar’, ya que de los tres meses disponibles solo salieron en serio por el voto un mes, por lo que su cobertura igual resultó pírrica.
Muchos prefirieron amarrar su ‘guardadito’ de las prerrogativas y aportaciones por lo que saldrán rebosantes pero sin votos. |