Lo sucedido este miércoles en Acatlán de Osorio, en el Estado de Puebla, no es algo fuera de lo común. Ya se ha visto muchas veces y seguramente se seguirá viendo.

Lo increíble del caso es cómo la turba es capaz de llegar a los extremos de quemar vivos a los presuntos delincuentes.

El crimen por el cual los pobladores de San Vicente Boquerón acusaban a los ahora occisos es de los peores… el robo de dos infantes.

Y pese a que los presuntos delincuentes habían sido ya ingresados al penal del lugar, la multitud enardecida los sacó y los quemó.

A estos niveles se llega cuando no hay paz ni tranquilidad, cuando el Estado no ha sido capaz de dar la seguridad que la población necesita.

Hoy precisamente Peña Nieto hablaba de los 43 de Ayotzinapa y que estos fueron incinerados. Bueno, pues en Acatlán hoy se incineraron a 2 más, que por fuerza de la multitud jamás se podrá saber a ciencia cierta si eran culpables o no.

Las imágenes indignan, tanto por lo horroroso del presunto crimen, como por la forma en que México está tomando la justicia entre sus manos.