El titular del ORFIS, Lorenzo Antonio Portilla Vázquez, se juega hoy su futuro como Auditor General del Estado de Veracruz. Difícil situación, pues al parecer, se encuentra entre la espada y la pared. 

Por un lado, existe el antecedente de que en el sexenio de Javier Duarte se hizo de la vista gorda los primeros cuatro años y en los últimos dos apretó tan fuerte que puso de espaldas a la lona a muchos exfuncionarios duartistas. 

La creencia general es que jugó a quedar bien con Duarte y con Yunes Linares y le salió tan bien, que corrió mejor suerte que el ex Fiscal General Luis Ángel Bravo, que al igual que él, tenía nombramiento transexenal.

Hoy, con un Congreso con mayoría panista-perredista, por más que Portilla Vázquez trate de quedar bien con el próximo gobernador Cuitláhuac García Jiménez, no podrá, puesto que la Cuenta Pública 2017 no será calificada por él sino por los diputados de la Comisión de Vigilancia del Congreso, encabezada por el diputado Juan Manuel de Unánue Abascal, brazo derecho de los Yunes en el poder. 

Así que a Lorenzo Antonio no le queda de otra que alistar maletas y rezar para que al entrar el próximo gobierno no se pongan al descubierto malos manejos financieros, desvíos de recursos y obras mal ejecutadas y pagadas como le sucedió a Duarte, pues entonces sí que lo jalará Cuitláhuac para que responda por complicidad.