En el Proyecto de Reformas a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal iniciada por Morena y enviada al Congreso de la Unión consideraba la creación de ‘Delegaciones de Programas para el Desarrollo’ cuyos titulares serían designados y dependerían jerárquica y funcionalmente del Coordinador General de Programas para el Desarrollo de la Oficina de la Presidencia de la República, es decir del Presidente mismo.

Sin embargo, ya en las Comisiones unidas de Gobernación de la Cámara de Diputados y Senadores la oposición no estuvo de acuerdo por lo que la diputada de Morena, Rocío Barrera, Presidente de la Comisión de Gobernación, dijo que ‘se va a crear una subsecretaría en la Secretaria de Bienestar y los delegados van a depender de ahí’.

Es más, es alta la posibilidad de que les quiten a los llamados ‘súper delegados’ las funciones que se le asignaban en materia de Seguridad Pública.

Así las cosas, los ‘súper delegados’ fueron bajados del Olimpo divino, hasta un tercer nivel de la Administración Pública Federal.

Sin embargo, no hay que cantar victoria hasta que el árbitro pite el final del partido, pues en una de esas AMLO da un manotazo sobre la mesa y vuelve a su postura original, porque de hecho los coordinadores ya nombrados seguirán siendo los brazos y ojos del Presidente en los Estados aunque en lo administrativo y para evitar calenturas políticas de la oposición dependan y cobren en una Subsecretaría que finalmente quedará establecido en la Reforma. Por ejemplo, aquí en Veracruz, Manuel Huerta Ladrón de Guevara sabe muy bien el papel que el Presidente AMLO les ha asignado y está más que tranquilo.