A unos cuantos días de que el gobernador electo, Cuitláhuac García Jiménez, rinda protesta como gobernador de Veracruz, ha destapado a casi la mayor parte del gabinete que se la tendrá que rifar con él al menos en el inicio de sexenio. 

Y decimos que cuando menos al inicio, porque ante las dificultades que vive el Estado y la presión a la que estará sometido no solo Cuitláhuac sino también Andrés Manuel López Obrador, no es lógico que a cualquiera de ellos se le solape si no rinde. 

Al nuevo gobierno se le exigirá mucho, pues se ha hablado de una Cuarta Transformación y no de enchílame esta gorda. 

De los altos funcionarios que faltan por destapar, el de Seguridad Pública ha sido el secreto mejor guardado porque cuando menos de Sefiplan y la SEV ya se han dado demasiados mensajes de su perfil y hasta de sus nombres. 

Pero en Seguridad Pública, una de las áreas más complejas y urgentes de resolver.

Se sabe ya cuál es el perfil que está considerando Cuitláhuac:

• Que no sea veracruzano, para evitar suspicacias de pagos de facturas locales. 


• Que sea de formación policía y que tenga amplia experiencia en tierra y madurez como para hacerse acompañar de militares en las principales áreas de la seguridad pública. 


• Que tenga excelentes relaciones con el responsable de la Seguridad Pública Federal.  

Claro, habrá gente interesada en cuestionar este perfil, peleando la cancha para un gallo de la aldea o para algún amigo o gente allegada al Cuitláhuac, pero ya dependerá de éste caer en el mismo error que cayó Miguel Ángel Yunes Linares.