Si antes habían existido líderes del PRI en Veracruz que habían terminado mal parados, lo que hizo Américo Zúñiga Martínez no tiene parangón alguno. 

Desde hace meses Américo quería renunciar pues en el PRI de Veracruz ya no había nada, ni elecciones por delante, ni dinero para los sueldos de sus amigos, ni dinero que “invertir” en la renovación del otrora partidazo. 

No lo había hecho porque le exigieron que se mantuviera en el puesto hasta que el CEN del PRI enviara a alguien que se pudiera hacer cargo de la renovación del Consejo Político y que éste eligiera a un nuevo Presidente. 

Visto en frío, ningún otro presidente del PRI había entregado tan malos resultados, ni siquiera Amadeo Flores en el 2016 cuando Héctor Yunes perdió la gubernatura. Ahora Américo no fue capaz de hacer absolutamente nada. Perdió todo lo que se podía perder y campechanamente intenta saltar a una magistratura en el poder judicial. 

De las treinta diputaciones locales y las diputaciones federales no ganó ni una sola y no abonó en nada a que su amigo Pepe Yunes pudiera sacar más votos. 

Como una extensión del Ayuntamiento de Xalapa se dedicó a lo suyo y dejó en bancarrota al PRI y en la más profunda miseria política. 

Si hoy hay diputados federales o locales del PRI es porque el sistema político es tan benévolo que otorga plurinominales, de no ser así, bajo la batuta de Zúñiga Martínez se hubieran ido en blanco. 

Las cosas como son, se acabó la ubre, se acabó el negocio y ahora sale disparado buscando otro lugar donde pueda estar más años en las esferas del poder. 

Se ha especulado -y mucho- que existieron arreglos entre el PRI y MORENA para que ganara Cuitláhuac García Jiménez. Si Américo llega a la magistratura, ¿Cree Usted que sea por mera coincidencia? 

Ya se va, y ya se había tardado.