Quien anda loco de contento (como dice la canción) es el Fiscal del Estado, Jorge Winckler Ortiz, quien se ha pertrechado en la Fiscalía y parece no estar dispuesto a que lo saquen de allí. 

La guerra generada entre el gobierno de Cuitláhuac García Jiménez, y ejecutada por Eric Cisneros Burgos, podría llevar más tiempo que la invasión Nazi a Rusia. 

Y es que el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Séptimo Circuito declaró infundado el recurso de queja interpuesto por la Directora General Jurídica de la Secretaría de Gobierno, por lo que le concedieron una suspensión definitiva a Winckler mientras se desarrolla su juicio de amparo. 

Casi que el último recurso que le queda a Cuitláhuac es rezar para que en el Congreso se logren los votos para el Juicio Político, y esto con la consecuente carga política que representará la duda de si lo lograron a la buena o por el bendito mayoriteo legislativo. 

Mientras tanto, Winckler anda de tan buen humor que incluso se aventó la punta de celebrar la designación de Alejandro Gertz Manero como Fiscal General de la República y dijo en comunicado: “le envío un gran saludo al nuevo Fiscal General de la República; sin duda hará un gran trabajo por su experiencia de muchos años, viene para generar una lucha frontal contra la corrupción y contra la impunidad, a la cual nos vamos a sumar”. 

Lo que son las cosas. A López Obrador y Gertz Manero no les debe hacer ninguna gracia que en Veracruz aún no puedan con Winckler y ahora hasta tendrán que trabajar con él.