Vaya rebambaramba que se armó en la política veracruzana desde la noche de este jueves debido a la intempestiva suspensión de la votación de los Juicios Políticos contra el Fiscal General del Estado Jorge Winckler Ortiz. 

Los comentarios al respecto y las suspicacias (con o sin sustento) han circulado con soltura en medios, pero sobre todo en redes sociales. 

En un mero ejercicio aritmético, los diputados de Morena se percataron que no contaban con los votos necesarios para aprobar el Juicio Político del Fiscal y en una acción por demás socorrida en casos parecidos, el coordinador de esa bancada, Javier Gómez Cazarín, solicitó al Presidente del Congreso un receso de 17 horas misma que la Presidencia concedió. 

Sin embargo, y a raíz de tanta desinformación oficial, lo que ha calentado el ambiente son los cientos de especulaciones que varían desde la existencia de millonarios cañonazos de billetes de parte y parte entre los que quieren correr a Winckler y los que no. 

Lo anterior solo queda en la especulación y el anecdotario de las mentes sencillas. Sin embargo, la pregunta de fondo bien querido lector lectora (y la que deberían estarse haciendo los analistas políticos) es: ¿Cómo se dieron cuenta los Morenos que de votarse saldrían perdiendo si todos los diputados estaban presentes en la sesión? 

Algunas veces eso es notorio cuando no llegan al quórum necesario y algunos diputados casualmente “no llegan” a la sesión. Pero ahora, se supone que si se acordó la Sesión Extraordinaria fue porque ya tenían todo planchado y que contarían con el voto a favor de los Juicios Políticos de los Partidos aliados y de las otras bancadas de la minoría contrarios a los intereses del PAN y PRD. ¿Alguien advirtió que había traiciones al interior de Morena? Porque finalmente con los de enfrente ya no se contaba. 

Sin embargo, en este escenario los únicos que quedarán como el cohetero (tiznados o quemados) son los diputados aliados y de las minorías, pues este viernes por la tarde, voten como voten quedarán para siempre estigmatizados como mercenarios del voto… o mínimo traicioneros.