Durante años los Centros Penitenciarios de Veracruz han sido verdaderas escuelas del crimen. Hoyos negros de donde los malos salían más malos y los buenos que tenían la desgracia de caer allí, se perdían para siempre. 

Autogobiernos, inseguridad, tráfico de estupefacientes, armas, extorsiones, y necesidades básicas, era parte de lo que jamás se atendió, o cuando menos no con la eficacia suficiente. 

Por esto, el tener noticias de que en el presente gobierno de Cuitláhuac García Jiménez, se están atendiendo estos problemas en el sistema penitenciario, da esperanzas de solución. 

Los problemas de los penales de Veracruz, hay que decirlo, son profundos y graves, y se necesitará tiempo para normalizarlos. Sin embargo, si las políticas públicas iniciadas se mantienen, seguramente se verán buenos resultados. 

Se celebrar que las autoridades estatales hagan recorridos y revisiones en los penales, y el último fue al Centro Penitenciario de Poza Rica, en el que la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), a través de la Subsecretaría de Prevención y Participación Ciudadana y la Dirección General de Prevención y Reinserción Social (DGPRS), llevaron a cabo un recorrido con el propósito de atender las necesidades de los internos. 

Durante la supervisión, el director de Reinserción Social, José Antonio Camps Valencia, escuchó quejas y sugerencias. Asimismo, constató que existan las condiciones necesarias para mantener la seguridad, tranquilidad e integridad de la población penitenciaria y sus familias.

En esta supervisión participaron la subsecretaria de Prevención y Participación Ciudadana, Sarahí Peña Galaviz, y el director general de Asuntos Internos, Arturo Sosa Vázquez.