Si alguien le vuelve a decir “Me cuentan de buena fuente que fulanito de tal pidió licencia”, “¿Viste el oficio? Pidió licencia Menganito”, “Amix, me dicen que ya se va Perenganito”… por favor, recuerde que al veracruzano le encanta inventar cuentos. 

A casi todos los ex gobernadores de Fidel Herrera para acá los “renunciaron” en algún momento. A Javier Duarte, cuando menos en media docena de veces aunque a la vista de los hechos ese ha sido el único caso que a la postre se convirtió en verdad pero era por el chico expediente de 50 kilos que armó la PGR en su contra. 

A Yunes Linares también lo atosigaron en redes una y otra vez. A Hipólito Rodríguez a los pocos meses de que entró ya lo mandaban a la China y subían a la sindica Ivonne Cisneros en su lugar. 

¿Y a Cuitláhuac? Pues Cuitláhuac no ha sido la excepción. Desde inventos de que renunciaría y elucubraciones fantásticas de quién subiría en su lugar, y que no se podía porque no habían pasado 2 años y habría nuevas elecciones, y la mano del muerto. 

Como esa teoría de la renuncia no les pegó a los detractores ahora se lanzan por la teoría de la “Licencia” y hasta filtraron un supuesto oficio con el que la habría solicitado ante el Congreso. 

Ahora los morenistas se desgarran las vestiduras y gritan a los cuatros vientos que hay fuerzas oscuras (o güeras y de ojos verdes) que quieren desestabilizar al sistema. Eso puede ser cierto, pero entonces habría que preguntarse a quién le interesó en su momento desestabilizar al gobierno de Fidel, de Javier o de Miguel Ángel. En realidad al parecer fue Fuenteovejuna… y el eterno deporte jarocho de inventar chismes.