Lo leímos en una amplia entrevista que le hizo la periodista Claudia Montero del portal informativo Al Calor Político, y no dejamos de experimentar sorpresa y esperanza cuando el secretario de Seguridad Pública en el Estado, Hugo Gutiérrez Maldonado, afirma que la corporación a su cargo combate la extorsión que los delincuentes comenten contra los comerciantes de Xalapa, conocido como cobro de “derecho de piso”, un problema que se inició en el gobierno de Fidel Herrera Beltrán, que se agudizó en el de Javier Duarte y continuó con la complacencia de Miguel Ángel Yunes obligando a cientos de negocios a bajar las cortinas dejando sin trabajo a miles de xalapeños.

Primero fueron los grandes restaurantes, los negocios de la avenida Circunvalación, los bares, cuyos propietarios fueron obligados a pagar una mensualidad a cambio de dejarlos continuar con su actividad comercial, de lo contrario eran agredidos ellos o algún miembro de sus familias, incluso sacrificados. 

Luego se extendieron a los comerciantes pequeños, como los informales, e incluso protagonizaron un “operativo” criminal una mañana en la plaza Clavijero, hasta donde llegó un comando portando armas largas para informar a los vendedores que a partir de esa fecha tenían que pagarles una cuota, pero además solo podrían vender las copias de los discos que les entregaron, copias de discos que vendían en quince pesos teniendo que doblar el precio para dar a los delincuentes su parte. Y como estaban organizados desde que los desalojaron de la zona de El Árbol, decidieron ir a protestar a la plaza Lerdo solicitando al gobierno de El Tío apoyo para combatir a estos delincuentes. La respuesta fue que a dos de sus líderes los secuestraron y ejecutaron, sin que el gobierno interviniera: la complicidad era evidente.

A lo largo de estos años varios comerciantes que se han negado a pagar el mentado “derecho de piso” han sido asesinados, los más recientes una joven mujer en la plaza Lerdo y otro en el mercado Galeana.

Nadie en esta ciudad quiere ya correr el riesgo de abrir un negocio porque sabe que de inmediato le van a caer los miembros de la delincuencia organizada a exigir la repugnante cuota. Prefieren vender a escondidas, con sus clientes conocidos, con la familia, a trabajar para otros y además exponer su vida y la de sus familiares. Un recorrido por la ciudad y de inmediato nos damos cuenta de la cantidad de locales comerciales que se rentan, ahí donde hasta hace poco funcionaba un negocio que fue cerrado por temor a la delincuencia, y los que permanecen funcionando resignados a pagar cuota porque la necesidad es mucha, han tenido que subir precios de sus productos para poder obtener alguna ganancia porque son el municipio, es el estado, es la federación y la delincuencia organizada las que les cobran impuestos a cambio de permitir que los comerciantes, de cualquier giro, trabajen. 

Si don Hugo Gutiérrez Maldonado cumple y termina con este cáncer diseminado por toda la ciudad, mucha gente volverá a abrir sus negocios, se recuperarán fuentes de empleo y la tranquilidad regresará incluso a la ciudadanía que teme presenciar una acción de los delincuentes al momento de estar comprando.

Un reto muy difícil de cumplir pero no imposible si se tiene voluntad política  y compromisos social. 

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