Tras el escándalo de cantina ocurrido en Ángel R. Cabada y posteriormente convertido en un zafarrancho de familias contra familias en el que se vio involucrado el hermano del alcalde Arturo Herviz Reyes, lo que quedan son una serie de conjeturas dignas de una buena película de ficheras. 

Todo fue un clásico pleito de borrachos… y nada más. Algo que hubiera servido de inspiración a versadores regionales famosos como ‘Tío Costilla’ y su ‘Negra Tomasa’, ‘El Cigarro’ o ‘El Puntalito’. 

Sin embargo, de algo así, tan familiar y tan común en pueblos chicos, se deriva en algo un poco más serio y ver el tema desde la misma óptica que ha generado el alcalde quien en su propio aceleramiento, ha politizado el asunto. 

En primer lugar habría que preguntarse el porqué separar de sus cargos a los funcionarios municipales que participaron en la riña si estaban fuera del horario de oficina. ¿Por qué solicitar a la Fiscalía que investigue y sancione a los causantes de la trifulca? La turbamulta caería dentro de los delitos del fuero común y correspondería a los afectados denunciar. Pero al entrarle así el alcalde Herviz, él mismo le puso el tufo al asunto de que todo se resolvió por lo chueco y con tráfico de influencias.  

Por otro lado, los señores ediles que han puesto el grito en el cielo y han aprovechado el caso para irse con todo en contra del alcalde, ¿Tienen razón en solicitar a las autoridades estatales que intervengan en un caso que es completamente competencia de la Contraloría Interna y del propio cabildo investigar la razón el por qué a las 2 horas de detenido el hermano del alcalde fue puesto en libertad? Si alguien es detenido incluso en flagrancia ¿No tiene derecho a pagar una multa de tipo administrativo? Eso es lo que se debe investigar internamente, para saber cómo y quién dejó salir al hermano incómodo. Investigar si el Comandante de Policía actuó conforme a la Ley o por alguna instrucción del Alcalde. Porque si también a esa misma hora dejaron en libertad a los demás detenidos previo el pago de la multa correspondiente ¿Cuál es el problema?  

Lo cierto es que de un asunto administrativo, una riña de borrachos, el alcalde y los ediles ya hicieron todo un borlote político del que su  aceleramiento y la sangre caliente de los personajes en combate, podría desencadenar en algo más serio e incalculable pues ambos mandos tienen cola que le pisen en cuyo caso todo será cuestión de tantito rascar para entender el tremendo desorden municipal que debe existir en Ángel R. Cabada.