En los cafés se comenta y critica mucho cada una de las recientes ventaneadas que se da Lorenzo Antonio Portilla Vázquez con el fin de ir sembrando la idea de que ya cuenta con el apoyo del gobernador Cuitláhuac García Jiménez para reelegirse en la titularidad del ORFIS.

Y bueno, si él deja que su nombre se placee de esa forma, sus razones y querencias tendrá. Últimamente se le ha visto en muchos desayunos y reuniones, juntándose con quien quiera compartir el pan y la sal con él. Ya lo hizo con los contadores, ya lo hizo con empresarios, y lo seguirá haciendo ya sea en desayunos, comidas o hasta en cenas ‘secretas’, en donde se vende como el adalid de la justicia social y narra cuantas historias fantásticas de resultados espectaculares se le pueda a Usted ocurrir. 

Así, entre logros y avances inéditos, Lorenzo Antonio se adorna y tirando la piedra y escondiendo la mano relata cómo ya casi tiene entre las fauces al exgobernador Miguel Ángel Yunes Linares, ya sea por lo de las cámaras de vigilancia o por obras mal hechas o por adquisiciones fraudulentas.

Pero en verdad, ¿Usted le cree? Ya traicionó a Fidel Herrera, traicionó después a Javier Duarte y la más reciente traición fue con Miguel Ángel Yunes, a quienes durante sus primeros años trató con algodones y cuando los vio en desgracia les azotó públicamente todo el peso de las benditas auditorías. Ese estigma de traición (cuando menos dentro del imaginario colectivo y en la mente de muchos) ya no se lo podrá quitar ni con lejía, aguarrás, gasolina o acetona.  

Tal vez en su sueño más guajiro haya pensado que Cuitláhuac le hizo algún guiño para reelegirse, pero créalo, si Cuitláhuac tiene cuando menos una pizca de sentido común, lo que estará haciendo es sólo darle cuerda para exprimirle hasta la última gota que pueda para embarrar a Yunes Linares hasta dejarlo listo para el descabello, pues sería tonto no pensar que una vez afuera, Cuitláhuac sea presa y zorra de lo mismo que sus antecesores.