Fue el propio gobernador Cuitláhuac García Jiménez quien reconoció este lunes que no se había reunido a dialogar con las dirigencias de los partidos políticos en Veracruz… ni siquiera con los de su propio partido. 

¿Esto es necesario? Sí, vaya que lo es. Porque aunque pueda Usted preguntarse el para qué, la verdad es que, como apuntó Marlon Ramírez Marín, presidente del CDE del PRI en Veracruz, los partidos de oposición representan a cientos de miles de veracruzanos y estos no necesariamente están de acuerdo con la forma de gobernar, y un gobierno que no escucha a su pueblo no podrá hacer bien las cosas. 

Este lunes Marlon presentó cifras que muestran una difícil situación en el país y muy en su papel de oposición, enfatizó que queda claro que no hay voluntad de escuchar y no hay conocimiento de lo que se está haciendo, “es una mezcla peligrosa para Veracruz la combinación de ignorancia con cerrazón”. 

Es en realidad el papel de la oposición, el cuestionar, el exigir, el buscar parlar con el gobierno y, sobre todo, alzar la voz por sus representados pues sólo a través de los líderes partidistas se puede dar salida a las necesidades populares. 

¿Qué están haciendo los demás partidos? Por el momento están algo pasmados. El PAN envuelto en una lucha intestina en pos de su dirigencia; el PRD recomponiéndose y con cambios de rumbo y de visión; ¿Y los demás? Nada, algunos incluso perdieron el registro y no ha quedado nada. 

Las cifras remarcadas hoy por Marlon en una conferencia de prensa no son nuevas, la verdad. Son cifras que se han manejado demasiado como el nulo crecimiento, la inseguridad, la inversión en PEMEX o los problemas en el sector salud. Son problemas que no son nuevos, pero sí problemas que no han disminuido o que se han acrecentado. 

Por lo mientras, lo importante es que a diferencia de los demás partidos políticos, cuando menos están dando la cara, cuestionando y exigiendo, y eso es lo que debe hacer la oposición. ¿Eso es bueno? En un país que se precie de democrático: ¡Sí!