Con relación al caso de Jorge Winckler Ortiz el presidente de la República dio la receta oficialista de siempre: que su gobierno es respetuoso de la autonomía y la división de poderes, aunque aprovechó para atizar a los exgobernadores que “dejaron fiscales a modo para que les garantizaran impunidad”. 

AMLO aprovechó para cubrirse con el manto de la imparcialidad juarista y afirmó que en su gobierno sí hay división de poderes, no así en los Estados en donde, “con algunas excepciones, el titular del Ejecutivo es el poder de los poderes”. 

Al respecto del caso Winckler, reconoció la confrontación política que ha existido entre éste y el Gobierno local, pero aclaró que eso se debe a que Winckler fue heredado por el gobierno anterior.  

Así que si alguien ve al Fiscal, ups, perdón… al ex Fiscal Jorge Winckler, dígale por favor que si este martes por la noche todavía tenía esperanzas de que López Obrador no avalara su remoción, pues que bien puede irle mejor haciendo una carta a Santa Claus porque AMLO y la 4T aplicarán con él la máxima de que a los amigos justicia y gracia, y a los enemigos justicia a secas. 

Un dato relevante que sale de lo dicho por López Obrador es que otro que debería poner sus barbas a remojar es el Fiscal Anticorrupción, Marcos Even Torres Zamudio, pues AMLO no se anduvo por las ramas al decir: “se cometieron errores en el pasado porque se nombraron fiscales, tanto para la impartición de justicia como para el combate a la corrupción, fiscales a modo propuestos por los gobernadores para que les garantizaran impunidad”. 

Caído el alfil Winckler, ¿Cuánto demorará en caer el peón?