En los recientes actos de gobierno que han puesto de espaldas mediáticas al Yunismo pero sobre todo en la forma en que el exgobernador Javier Duarte de Ochoa, desde el Reclusorio Norte de la Ciudad de México ha metido su cuchara para darle duro y con toda su furia al exgobernador Miguel Ángel Yunes, muchos son los que se preguntan:

¿A cuenta de qué?

¿En qué beneficia al gobernador Cuitláhuac García Jiménez y su gobierno, que Javier Duarte saque el pecho para contener mediáticamente a Yunes Linares?

¿Necesita el gobernador Cuitláhuac esa ‘ayuda’ de Duarte?

¿Qué poder y desde qué alturas se le permite a Duarte no tan solo usar una cuenta de Twitter por interpósita persona, sino dar conferencias de prensa de viva voz a medios nacionales?

Duarte tiene mucho de qué desquitarse de Yunes Linares, quien hizo con él leña del árbol caído, porque no fue quién lo puso en la cárcel, pero se ve a leguas que su intención es regar la idea de que defiende a Cuitláhuac para afianzar esa versión que rueda en el sentido en que algo hubo entre ambos para que Cuitláhuac ganara las elecciones que lo llevaron a Palacio.

¡Duarte le mete jiribilla al caso con doble propósito!

Pero bien pregunta y dice la diputada local panista Maryjosé Gamboa: ¡Si Duarte es vocero del actual gobernador, que lo saque de la cárcel y lo metan en Comunicación Social! Y es que esa es la percepción popular de las intervenciones recientes de Duarte y pues en política eso se aprovecha.

Pero mal haría Cuitláhuac que, teniendo la sartén por el mango, tenga que salir a defenderse en medios de los ataques frontales de Yunes Linares y a desligarse de los  los mensajes subliminales de Duarte.