En términos de pérdidas y ganancias no le fue muy bien al gobernador Cuitláhuac García Jiménez luego de que dio a conocer las cifras de su primer informe de gobierno.

Al menos en los cafés de la capital no se escucharon muy buenos comentarios, lo cual es muy entendible ya que es la clase media política la que más ha resentido el cambio de gobierno.

Una de las más duras críticas al actual gobierno, fueron vertidas por el Obispo de Veracruz Carlos Briseño Arch, un personaje influyente en la sociedad que se supone debiera estar alejado de los temas políticos, que no hizo más que seguir la línea del Arzobispo de Xalapa Hipólito Reyes Larios, cuyo discurso no se ha caracterizado por ser muy gobiernista como antaño.

De ahí en fuera, los dirigentes partidistas, como era de esperarse le tundieron con todo lo que pudieron al gobernador:

Joaquín Guzmán Avilés, habló de crisis de inseguridad e ineficacia en el gobierno por la inexperiencia del mandatario estatal. Guzmán Avilés reclamó que no se aceptara ni se informara del crecimiento de feminicidios.

Por su parte, Marlon Ramírez Marín, dirigente del CDE del PRI cuestionó muy fuerte el subejercicio del 81.8% en el uso de los recursos públicos. Y en lo general, punto por punto, aseguró que había sido un ‘informe de mentiras’

Sin embargo, no todo fue negativo, ya que Cuitláhuac también contó con el respaldo y aprobación del sector empresarial del Estado, y de la nueva clase política afín a Morena y de altos funcionarios del Poder Legislativo y Judicial.

Así que, los sabios bebedores de café dedican los canillazos del día a todos aquellos colaboradores de Cuitláhuac que no se han puesto la camiseta y abusan de la buena fe de su jefe, quién no le haría daño, hacer al menos un ajuste en su gabinete, pues al menos en salud y en el DIF, Cuitláhuac no tendría ningún cargo de conciencia, pues ese par se ha ganado a pulso que le den las gracias.