¡Veracruz, en quiebra!

No ha de ser fácil que nadie te crea y que tu mundo se constriña a un grupo de aplaudidores convenencieros.

Para el gobernador y sus gobernados, 7.5 millones de veracruzanos, no es secreto que vivimos en un estado de quiebra y que –por decir lo menos-atrás, muy atrás quedaron los días del gobernador.

Esa fiesta cívica que concitaba a familias enteras a festejar a su mandatario, a acercársele, a pretender saludarlo o soñar con que algún día iría a inaugurar una obra pública.

La inseguridad, el crimen, las endemias, la ausencia de empleos, las transas y abusos de autoridad, así como los caprichos, esos caprichos de tener al lado a una caterva de ineptos, dieron al traste con todo.

Hoy la desgracia veracruzana queda al descubierto.

De manera descarnada, el máximo dirigente del PRI, Marlon Ramírez Marín hace pública la realidad que vivimos en el marco de la Cuarta Transformación que, en efecto, más parece una transformación de cuarta.

Con documentos en mano, estadísticas, análisis comparativos e incontrovertibles hechos, Marlon muestra –parafraseando a Abraham Lincoln- que puedes engañar a todos algún tiempo; puedes engañar a algunos todo el tiempo, pero no puedes engañar a todos todo el tiempo.

Eso de presumir cero corruptelas, honestidad y cercanía con el pueblo de parte de un iluso gobernador que informa a dormidos, ni su abuela Manuela –que Dios perdone sus pecadillos- lo cree.

Documenta Marlon que existe un subejercicio que alcanza los cuatro mil 670 millones de pesos y que en los hechos miles de veracruzanos no tienen empleo por falta de obras, que la industria constructora colapsó, que la entidad es la primera en “Dengue” -72 muertes-, que no son ciertos los programas de Mejoramiento de Vivienda y que no hay tal generación de empleos directos e indirectos.

Son datos que a lo largo de los meses –hasta cumplirse el primer año de gobierno- se habían venido denunciando a la opinión pública, pero que al mostrarse de manera conjunta y documentada por el líder priista, nos queda claro que estamos en la jodidéz total.

Eso de estar en el lugar 29 de 32 en el Índice de Progreso Social a nivel república, es brutal.

La inversión extranjera disminuyó el segundo trimestre de este año arrojando 96 mil desempleos. Ya mismo agoniza el comercio en pequeño por el cierre de negocios y la desesperación social se empieza a ver.

Hoy día no se si sabe reír o llorar cuando el gobernador asegura que los policías “respetan los derechos humanos” y cumplen con su trabajo cuando el Sistema Nacional de Seguridad Pública revela que Puebla y Veracruz son las entidades más peligrosas del país con 3 mil asaltos en lo que va del año.

Vaya, hasta los migrantes, muchos de ellos de las bandas de la “Marasalvatrucha”, temen pasar por Veracruz ante la inseguridad.

Empresarios y el comercio organizado y también el informal, ya no saben qué hacer ante la presión criminal por el cobro de derecho de piso.

La iglesia está inconforme, los docentes también. La ciudadanía está temerosa ante el creciente secuestro y las mujeres no pierden la cuenta de los 146 feminicidios registrados en lo que va del año.

Y por si no fuera suficiente, reseña Marlon Ramírez en revelador documento, el nepotismo es el signo que caracteriza a la actual administración.

De inicio queda comprobado que el Gobernador Cuitláhuac García y su primo Eleazar Guerrero Pérez, Subsecretario de Finanzas, son primos hermanos por más que la abuela haya dejado ocultos testimoniales de  pretendientes y maridos.

Queda además al descubierto que la diputada Rosalinda Galindo, consentida del mandatario, tiene a ocho parientes en nómina y que el diputado José Manuel Pozos tiene incrustado a su hijo en Sefiplan como Subsecretario de Planeación.

Ello sin dejar fuera de registro que la Secretaria del Trabajo, Guadalupe Argüelles, impuso a su “talentosa” hija Quetzalli, en una posición de primer nivel.

En otros rubros:

Hay rezago carretero, hay problema de baches en 212 municipios –cuando se creía que solo Xalapa era el paraíso lunar-, hay déficit en el tratamiento de aguas residuales; en Perote, Tuxpan y Minatitlán llevan meses sin agua, y el apoyo agrícola y ganadero dejó de fluir a pesar de las sequías y las pérdidas, que al finalizar el año en el área cañera se estiman en mil 800 millones de pesos.

Y la lista que no acaba.

Pero para no ponernos a llorar nuestras desgracias en el regazo de Marlon, tan solo pensemos que son ciertos los dichos que a nuestro atarantado gobernador solo le quedan 12 meses más de gobierno y que habrá de llegar en el 2020 nuestro gran salvador, el mesías que tanto esperamos, Eric Cisneros.

Tiempo al tiempo.

 *El autor es Premio Nacional de Periodismo