Si el asunto no fuera tan serio, cabría reírse a carcajadas por los desfiguros que fue a hacer al Congreso el titular de Salud Roberto Ramos Alor.

¡Nadie lo defendió!

¿Cómo hacerlo? Si el solo se echaba la soga al cuello.

El colmo es que él mismo se le pudo de pechito al ORFIS para incluso llevarlo a Pacho Viejo sin excusas ni pretextos.

Le decimos aquí por qué:

Conocer de un delito y no denunciarlo, dice la ley, convierte en cómplice a quien no lo denuncia.

Pues este señor, confesó públicamente y ante los representantes populares que el gobierno de Miguel Ángel Yunes dejó echo un desastre el sector, pero hasta la fecha no se sabe que lo haya documentado y denunciado ante la Fiscalía como sí lo han hecho los titulares de Educación, Sedesol y Sedarpa.

Es decir, Roberto Ramos Alor es cómplice del extitular de salud y del exgobernador Miguel Ángel Yunes Linares.

Ramos Alor se limitó a usar los delitos del gobierno anterior como justificación de sus públicas y notables ineficiencias que incluso el Sector Federal de Salud le ha reclamado.

Ramos Alor, es cómplice de haber encontrado las bodegas repletas de medicamentos caducos y no denunciarlo penalmente.

Es cómplice de que en el gobierno anterior se desmantelaran 800 centros de salud, así como de encontrar la red hospitalaria en el abandono y no denunciarlo.

Es cómplice de no hacer nada ni denunciar que el gobierno anterior le dejara más de 35 mil empleados sin oficio ni beneficio para la institución.

Lo anterior es materia de investigación penal y las autoridades correspondientes deben actuar so pena de convertirse en tapaderas y cómplices de igual manera que el triste y fatal titular de salud, al que por humanidad ya Cuitláhuac lo debe bajar del caballo, ya que de no ser ciertas sus acusaciones por lo menos quedará como mentiroso.