El acto populista que realizó este fin de semana el Gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez, corona una serie de ocurrencias de los gobernadores veracruzanos. 

Miguel Alemán Velasco respondió campechanamente al cuestionamiento del por qué no se había apersonado en un incendio con un simple “no soy bombero”, y la opinión pública se le fue encima. De haber asistido al incendio tampoco hubiera podido hacer nada, finalmente tenía razón, el gobernador no es bombero.

Por eso, ahora que Cuitláhuac fue a tomarse la foto a Papantla pintando una casa, es que se debe reflexionar el papel de los funcionarios públicos. ¿En verdad sirve de algo que el Gobernador ande pintando una casa? Más allá de que si agarró bien la brocha o no, que si tiene estilo o no, más allá de lo sustancial, lo principal es preguntarse si vale el recurso público invertido lo que hizo. 

Porque ha de saber que no el Gobernador, aunque haya sido en domingo, sí usó recursos públicos. Puede argumentar que lo hace en sus ratos libres, pero aún así arrastra todo el aparato gubernamental para atestiguar su hazaña. 

Desde la madrugada del domingo se movilizó Ayudantía, comunicación social y funcionarios de la Secretaría de Turismo, tan solo para tomarle una foto con la brocha en la mano. 

No es ese el papel de los funcionarios públicos, no es así como se debe invertir el recurso. Y mucho menos tendrá beneficios el que ahora diputados y el funcionariado vayan a pintar casas los fines de semana. 

A las familias que les pintaron las casas este lunes les amaneció igual… con el mismo nivel de jodidez en el que viven cientos de miles de veracruzanos. No se le cambió en nada el nivel de vida, sólo le pintaron de azul la fachada, pero el interior sigue igual de oscuro.