Tres líneas de acción garantizadas desde la Secretaría de Finanzas y Planeación (Sefiplan) han permitido que el gobierno de Cuitláhuac García Jiménez no caiga de la gracia del gobierno federal. No hay otra secretaría desde la cual se apuntale la imagen deslucida del xalapeño, e incluso, en varias dependencias prácticamente se apuesta a tenderlo en el piso con severos derechazos y golpes al hígado.

José Luis Lima Franco ha logrado en la Sefiplan, al tiempo de garantizar la aplicación de la ley de austeridad, corregir los graves desequilibrios en la cuenta pública, creados y profundizados durante los gobiernos de Miguel Alemán, Fidel Herrera, Javier Duarte y Miguel Ángel Yunes, y que han obligado a tramitar préstamos de corto plazo para enmendar un déficit que se hace más patético durante el mes de diciembre.

Pero, además, a diferencia del gobierno panista que le antecedió, en que todo se fue a asegurar votos para lograr la gubernatura imperial, el gobierno morenista ha ido arreglando los entuertos heredados: se ha ido cubriendo el enorme hoyo financiero del IPE, en uno o dos meses más se saldará la deuda con la Universidad Veracruzana, se ha logrado que varios organismos dependientes del gobierno estatal corrijan sus adeudos con el SAT, y aunque hay mucha efervescencia entre acreedores de la iniciativa privada, es posible que en breve se resuelva el grave problema que ha significado la deuda legada por Duarte y mantenida por Yunes.

Por otra parte, aunque muchos quieren hacer ver al gobierno morenista como el causante de la enorme deuda con el ISSSTE, que el propio Andrés Manuel López Obrador hizo público con un mensaje perentorio a que se cubra, hay que señalar que ha sido una deuda heredada y la respuesta local al Presidente ha sido aquella frase célebre de “debo, no niego; paga, no tengo”.

Las versiones positivas obtenidas de las empresas calificadoras (de todas, por cierto) no han constituido solo una medallita al buen manejo de las finanzas públicas, tras un grave periodo de tormenta perfecta creada por Yunes Linares; también le han significado el gobierno estatal una renegociación de la deuda beneficiosa, y han permitido menores tasas de interés para los nuevos y obligados endeudamientos.

Todo ello ha sido apenas el cumplimiento con sobrado mérito por parte de José Luis Lima Franco de la tarea que le fue encomendada y, obviamente, un respaldo positivo por parte del gobernador Cuitláhuac García Jiménez para evitar acciones que pongan en riesgo la anhelada estabilidad en las finanzas públicas.

Lo que llama a mayor encomio del economista egresado de la Universidad Veracruzana es que ha logrado atraer la atención de los encargados del manejo y vigilancia de los recursos federales hacia el gobierno veracruzano, lo que habla mucho de su visión amplia no solo de las finanzas sino también de la política estatal y nacional.

En efecto, la semana pasada logró la visita de dos personajes importantes del gobierno federal: el titular de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), David Colmenares Páramo, quien por cierto exhibió el filo federal para acometer el castigo por desviación de recursos en el bienio de Miguel Ángel Yunes Linares (en particular en Seguridad Pública y Educación), y el viernes al titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Arturo Herrera Gutiérrez.

Es cierto que el sucesor de Carlos Urzúa en Hacienda recorrió con el gobernador Cuitláhuac García y José Luis Lima Franco varios proyectos de mejora en carreteras de la entidad, que permiten mostrar confianza del gobierno federal en que se están invirtiendo los recursos enviados a Veracruz, contra versiones de la oposición que ya decretaron un subejercicio monstruoso de participaciones federales.

Pero al mensaje político, público, que estas visitas envían, lo interesante es lo que debió lograrse en un diálogo prolongado de las autoridades de ambos niveles de gobierno en el curso del viernes.

Una luz en medio de muchas zonas oscuras

Esas visitas ocurren mientras Veracruz vive en medio de muchos asegunes. El más grave es el de la violencia, el crecimiento en el número de casos de delitos graves como feminicidios, homicidios dolosos y secuestros que, en lugar de disminuir o, al menos, lograr un punto de inflexión, se han incrementado sin que los responsables de esa área (haciendo eco de sus pares federales) sepan cómo corregirlo. 

La desesperación de quienes se encargan de la tarea política ante los resultados negativos en materia de seguridad ha orillado a algunos funcionarios del gobierno estatal a confrontarse con empresarios, autoridades municipales, diputados locales y federales e, incluso, periodistas, por expresar críticamente la situación, cuando de lo que se trata es de generar un frente común contra la violencia criminal. 

En tanto, las áreas encargadas de atraer recursos a la entidad para lograr desencadenar ciclos virtuosos de productividad y prosperidad están absolutamente en la lona. Tanto la Secretaría de Desarrollo Económico como, sobre todo, la Secretaría de Turismo, están empantanadas en un marasmo de improductividad, incapacidad de gestión, carencia de políticas públicas claras y estupidez, que han impedido la atracción de inversiones. 

La primera se enfrenta al grave problema de la inseguridad, que mantiene alejados los capitales nacionales y extranjeros de su zona más atractiva, el sur de la entidad, donde cada día cierran negocios y las inversiones que quedaban se están yendo al caño por el cierre de programas federales como el de la Zonas Económicas Especiales; la segunda naufraga en la corrupción, la inoperancia, la visión facciosa y la ignorancia.

Mientras eso ocurre en la generación de negocios e inversiones en los sectores productivo y de servicios, en la parte que corresponde a los programas enfocados al sector primario (agricultura, ganadería, pesca) se observan acciones desarticuladas y de mínimo impacto, lo que aboga al crecimiento de la pobreza que los programas sociales manejados por el gobierno federal no están disminuyendo pues no aterrizan a la velocidad que demanda la situación de emergencia que vive Veracruz.

Todo ello da mayor relieve a lo que está logrando el secretario Lima Franco, de los muy pocos funcionarios que le están respondiendo al gobernador Cuitláhuac García Jiménez.

Comentarios y observaciones: belin.alvaro@gmail.com