Zoé Robledo del IMSS por andar en la procesión descuida la corrupción. En Veracruz le quieren hacer de chivo los tamales.

El actual IMSS que AMLO confió en las manos de Zoé Robledo no se ha podido enderezar ni tantito. Quién se dio cuenta que eso era una misión imposible fue Germán Martínez Cázares, que a las primeras de cambio salió corriendo y dejó el changarro tirado y regresó a la comodidad de su escaño del Senado de la República.

Sin tener quizá a nadie en mente para la inesperada huida de Martínez Cáceres, AMLO sacó de la Subsecretaría de Gobernación al expriista Zoé Robledo Aburto quien hacía agua en el equipo de Olga Sánchez Cordero.

La gestión de Zoé ha sido tan política-política que de lo administrativo –donde se generaba la corrupción que debía combatir, por instrucciones de AMLO- ni da por enterado.

En los recientes cambios que ordenó en las delegaciones regionales en muchos casos le salió el tiro por la culata.

Comentan los amigos que antes nutrían este espacio en los cafés de la capital –ahora lo hacen por chat- que en la Delegación Veracruz Norte con María de Lourdes Carranza Bernal al frente, que al parecer tampoco le sabe a eso de las licitaciones estaría por adquirir cartuchos de impresión remanufacturados a pesar que las bases de la licitación LA-050GYR014-E93-2020 establece que deberán ser nuevos. Entre los representantes de la Administración de la Delegación, la encargada del área de Abastecimiento y Equipamiento, el del sector privado y el del órgano de Control Interno existe la presunción de que Lulú ha metido la manota en favor de una empresa de Isaac Bassugo que en principio no debía ni siquiera participar en la licitación puesto que sus cartuchos de impresión son reciclados, de recarga y remanufacturación.

Así que de registrarse esta operación tal y como la nueva delegada quiere será un punto más en contra de Robledo similar al que la Secretaría de la Función Pública ya investiga en otros estados del país.

¡Aguas! Canillazos para las ovejas con piel de lobo que no entienden que no basta con ser ‘honestos’ como dicen, sino saber mover la cuchara para que los frijoles no se quemen. La denuncia, de concretarse el acto, está redactada. ¡Aguas!