Aunque parezca increíble, Veracruz lo ha hecho. Uno de los principales puntos del diagnóstico catastrófico que se manejaba en las campañas políticas previas a la elección del 2016 y 2018 era el estado catastrófico de la finanzas públicas de Veracruz. Un enorme déficit presupuestal y una deuda pública que se comía gran parte de los ingresos del Estado. 

Hoy, separando otros graves problemas que aún se sufren, el de la deuda pública no solo se ha disminuido sino que se ha revertido con crecimiento en la tendencia. Algo que parecía imposible de lograr. 

Desde el inicio del actual gobierno se habló de medidas de austeridad; medidas anunciadas igualmente en anteriores gobiernos. Pocos creyeron que fuera en serio, pero así ha sido. 

Hoy Veracruz, de acuerdo al Informe Ejecutivo sobre la Deuda Pública Subnacional, es el Estado que más ha bajado su deuda en términos nominales. Hoy, el manejo de las finanzas de Veracruz es un ejemplo a nivel nacional ya que el orden y la transparencia -uno de los principales puntos de observación por las empresas calificadoras nacionales e internacionales- ha sido notable; pero sobre todo la disciplina financiera que hasta ahora había sido sólo saliva, es una realidad. 

Sabido es que entre más deuda se pague -capital e intereses- habrá menos obra, menos fomento a las actividades productivas y menos acciones de carácter social y la redistribución de recursos hacia los que menos tienen, por eso es muy importante el tema y por eso es tan importante reducir la deuda. 

Cuando la deuda se adquiere y se aplica se justifica, pero no cuando se usa para el dispendio, la corrupción, el saqueo a través de empresas fantasma y la opacidad, como sucedió en los sexenios de Duarte, Fidel e incluso en el bienio de Yunes Linares.  

Esquemas nobles como el de la Bursatilización perdieron su eficacia ante la opacidad y corrupción que permitieron Fidel Herrera y el propio extitular de Sefiplan, Javier Duarte. Reestructuraciones desventajosas como la de Miguel Ángel Yunes Linares obligaron a Veracruz a destinar gran parte de sus nuevos presupuestos al pago de deudas leoninas e infructuosas.  

Hoy, aunque la deuda aún es muy alta, todo parece indicar que bajo el mando de Cuitláhuac García Jiménez y la implementación de estrictas medidas de austeridad, orden, transparencia y disciplina ordenadas por el Secretario de Finanzas, José Luis Lima Franco, se ha encontrado el camino. Los buenos resultados financieros son medibles y alcanzados en los tiempos adecuados. 

Políticamente a pocos les gustan los apretones de cinturón, se arriesgan votos y se hace tambalear la popularidad de los funcionarios, pero alguien y en algún momento lo debía hacer. Y Lima Franco lo está haciendo. Que no afloje es la nueva divisa. Hasta hoy, ahí la lleva, va haciendo la hombrada de bajar la deuda y apagar el foco rojo financiero de Veracruz. 

@frlicona