Con la crisis a la vista, Carlos Urzúa afila sus obuses y culpa al Gobierno Federal de no haber hecho lo correcto ni  prestar oídos a sus recomendaciones. 

Y claro, en tanto el país no encuentre el camino para lograr el crecimiento económico que se espera de un nuevo gobierno, Urzúa no dejará de tener razón. 

Desde que Carlos Urzúa renunció al gabinete como titular de Hacienda su misión ha sido la de torpedear las decisiones de su sucesor Arturo Herrera. 

Y es que las medidas hacendarias ortodoxas de modelos de crecimiento capitalista en las que Urzúa es experto, no cuadran con las de la 4T. 

Políticas para hacer crecer las empresas y fomentar la producción a través de economías de escala con dinero público, así como apuntalar los capitales para de ahí generar la cadena de empleos y beneficios sociales para la sociedad que enseñan en Harvard y las principales escuelas de economía junto con el diseño de políticas fiscales, monetarias y financieras, no son muy del agrado de AMLO; y no porque no sean lógicas y congruentes, sino porque la falta de ética de quienes reparten y reciben el dinero público impide que el ingreso se distribuya de manera equitativa. 

Es decir, la corrupción impide que los beneficios de las políticas públicas ortodoxas lleguen al grueso de la sociedad, compromiso esencial de AMLO. 

Y sí, en la 4T la economía con problemas avanzaba, pero avanzaba, como acepta Urzúa, hasta que se presentó desde afuera la pandemia del COVID-19 y ahí fue donde la burra torció el rabo. ‘El gobierno federal se quedó pasmado, literalmente engarrotado, sin idea de qué hacer frente a la crisis’, apuntó Urzúa en su artículo de esta semana. 

Reiterado ha sido que Urzúa en sus artículos defienda recetas que la 4T no le aceptó en su momento. 

Él veía como normal manejar las finanzas con criterios de déficit público. Esto es, pedir prestado para impulsar el crecimiento de la economía. 

Urzúa sostiene en su más reciente artículo que la 4T insiste en no endeudar al país, pero que ‘en el primer año de la 4T existió un déficit del Sector Público del orden del 2% del PIB y que a cómo van las cosas en este 2020 será de al menos el 5%’. 

¡Brujo! 

Urzúa tiene razón, pero no dice nada oculto, el primer déficit está  legalmente autorizado por el Congreso, y un segundo adicional que implícitamente adelanta Urzúa -en caso de que AMLO doblara las manos y lo pidiera- el Congreso lo aprobaría de corazón contento dado el apetito ortodoxo de los senadores del bloque opositor PAN, PRD, PRI y MC son proclives a los endeudamientos. 

Es decir, la profecía de Urzúa de endeudar las arcas nacionales está por verse dado la animadversión de AMLO a este tipo de apalancamientos. 

No se sabe aún cómo le irá a hacer AMLO para inyectarle dinero a la economía pero lo hará, de lo contrario no hubiera anunciado el nuevo millón de créditos a la micro y pequeña empresa que ya se está operando desde Hacienda. 

Pero eso aún está por verse.

Peor aun cuando el BANXICO se mostró reacio al adelanto de las ganancias cambiarias. 

La mesa está servida y en pocos meses podremos saber si Urzúa tuvo o no razón. La efectividad de la 4T depende de cómo salga de la presente crisis sanitaria y económica. 

Un reto del tamaño del mundo para AMLO que si logra brincarlo le tapará la boca a más de cuatro y si no, lo más probable es que ahora sí se vaya para Palenque y mucho antes de que lo echen mediante la revocación de mandato. 

@frlicona