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AHUED EXHIBE LAS ENTRAÑAS DE LA 4T
Columna "Figuras y figurones"
Por: Francisco Licona
2020-04-26 - 21:08:22 /

No solo en Veracruz se especula acerca de las verdaderas razones de la renuncia de Ricardo Ahued Bardahuil a la Dirección General de Aduanas. 


En la mayoría de los comentarios de los medios nacionales se dice más de la personalidad de Ahued que de lo profundo del tema. Se atan cabos y se sacan a la luz pequeños fragmentos de casos que pudieron haber contribuido para la difícil y personalísima decisión de Ahued. 


Es un hecho que este tipo de decisiones personales suelen confundir a los de afuera. Generan dudas y entre más las trate de explicar el autor, las dudas crecen y persisten.


Y es que en la ortodoxia política se pueden entender las decisiones políticas, pero las decisiones personales hay veces que ni quien las toma se las puede explicar. 


El tiempo, solo el tiempo, le dirá a Ricardo si hizo bien o no en exponerse a las reacciones de una clase política que de frente te alaba y por detrás de apuñala.


Ricardo lo sabe muy bien, o cuando menos debería saberlo… así es la política. 


Ricardo es, como lo afirmó el Presidente la mañana del martes pasado en su conferencia mañanera, un hombre bueno y honesto. Un Senador de la República que creyó en los postulados de la 4T y su bandera de acabar con la corrupción. Sin embargo, el llegar a la Dirección General de Aduanas fue para él como caer en aquella famosa isla del archipiélago Chileno Juan Fernández, conocida hoy como Isla “Robinson Crusoe”. Se quedó solo y su alma, rodeado de tiburones; sin ninguna clase de apoyos desde la torre central de Palacio Nacional. Lo dejaron solo. 


Mientras que Robinson Crusoe cayó ahí por un inesperado naufragio, Ricardo Ahued llegó por su propia voluntad. Creyó en los postulados de la 4T y del Presidente Andrés Manuel López Obrador. Creyó ir protegido con la coraza incorruptible de todo un nuevo sistema y su meta clara de acabar con la corrupción; con la espada fiel de todo un ejército de compañeros de gabinete que estarían atentos desde una torre de control a respaldar sus decisiones. 


Varios fueron los meses que aguantó el nuevo Robinson Crusoe en la Isla maldita llamada Aduanas, una valla que no pudo pasar y por consecuencia tampoco pudo cruzar el líder de la 4ª. 


Ante esas circunstancias, la decisión personal de Ricardo Ahued fue acertada: al no contar con un compromiso serio de todo un Sistema de Gobierno que se pandeó ante el poder de quienes controlan en el sexenio de la 4T las aduanas del país. 


Quizá la decisión personal de Ahued hoy se vea como falta de valor, como falta de compromiso, sobre todo aquellos que piensan que era mejor que siguiera pateando el bote. 


Hay personajes famosos que han recurrido a la no violencia, a la no acción en son de protesta. Los hay quienes han recurrido al no comer públicamente para llamar la atención. Algo parecido intentó Ahued: renunciar para obligar a que se le metan las manos a esa cloaca, a ese monstruo de ‘100 cabezas’ que se infiere es protegido por algunos de sus ‘compañeros’ funcionarios.  Porque como bien lo calificó AMLO, un hombre honesto como Ahued no podía seguir ahí batallando solo con un pedazo de remo de plástico en la mano, contra miles de tiburones que o se lo comían entero o lo convertían en uno de ellos. 


Pero Ahued le pegó al avispero. Su renuncia acaparó los espacios mediáticos nacionales y regionales de este fin de semana. 


Hoy se sabe que quizá sea la última vez que lo reciba personalmente AMLO como Presidente, le dejó en sus manos todo un detallado documento con nombres y características de cada tiburón y de su actuar, pero sobre todo de quién y quiénes les apoyan desde las entrañas mismas del gabinete de la 4T. 


¡Una auténtica papa ardiendo, le dejó Ahued en las manos al Presidente! Una disección que ha dejado las entrañas de la 4T oreándose al viento. 


Ahí, en ese documento, debe estar muy bien relacionado y explicado lo que sucede con el fideicomiso FCLA que administra los cobros por servicios particulares autorizados para usuarios de las aduanas; que según relata en su columna Roberto Rock publicado en El Universal este fin de semana, hasta el 2019 manejaba un fondo de 50 mil millones de pesos. 


Una cifra nada despreciable que significa casi la mitad del presupuesto público anual del Gobierno de Veracruz. Dinero que estaba destinado para dotar de tecnología de punta para evitar la corrupción en las aduanas y que fue congelado desde Palacio Nacional para ser destinado al control de la pandemia. 


Es decir, dejaron al Tiburonero sin arpones, sin redes ni equipo especializado nadando en un mar infectado de miles de escualos con siete hileras de dientes, alimentados, alentados -se infiere por lo que ha declarado Ahued- desde dentro del sistema, para morder las carnes de su cazador. 


Otro caso que relata Roberto Rock en el artículo mencionado, fueron las declaraciones dadas por Ahued a reporteros en Veracruz; en las que habló de una investigación por evasión fiscal por al menos mil 900 millones de pesos por importaciones de derivados petrolíferos por concepto de ISR como IVA, que incluye a empresarios y a funcionarios aduaneros, lo que debió poner en predicamentos a la propia responsable del SAT, Raquel Buenrostro, pues las presiones de adentro y de afuera debieron estar al 100. ¡Ahued habría cometido por tanto un pecado capital! Puso en evidencia al nuevo y honesto Sistema y Buenrostro buscó cortar por lo sano para retirar a Ricardo con la enfermedad de moda.


Pero Ahued no es de los que fácilmente dicen ‘sí señor’ y salen con la cola entre las patas. 


Ahued filtró la decisión de su salida y amenazó con hacer públicas las razones que le hicieron tomar la drástica decisión. 


El revuelo se causó, se puso atención en Aduanas, se pusieron los ojos en la cabeza del SAT -en el ‘oficio’ de Raquel Buenrostro-, pero sobre todo, en las declaraciones oportunas de Ricardo Ahued.


Quizá AMLO no lo hubiera recibido en Palacio a no ser porque consideró que Ricardo sí era capaz de hacer públicos y exhibir los nuevos hilos de la corrupción al interior y exterior de Aduanas. El nuevo sistema de la 4T no podía dejar que ese documento estuviera por ahí exhibiéndose a los cuatro vientos y no es aventurado quizá pensar que por ello se le haya dado el beneficio de ser recibido personalmente en Palacio y declarar las virtudes personales de Ahued. 


Así la fiesta terminó en Paz para Ahued. 


Pero en la política nadie se puede confiar de nadie. Ahued debe saber para sus muy adentros que quizá AMLO no esté pensando ya en palomearlo para alguna candidatura de Morena de Veracruz en el 2024, ni quizá tampoco para alguna eventualidad para dentro de seis meses, como algunos piensan. 


¿Alguien podría estarlo, sabiendo el poder avasallante del presidencialismo? ¡Ni modo que la elección del candidato se haga por insaculación! 


Lo que viene más adelante por parte del Poder en Aduanas y de adentro mismo, será posiblemente desacreditar mediáticamente la persona y gestión de Ahued al frente de la dependencia. Salvar el pellejo de los funcionarios de AMLO que le apoyan o se hacen de la vista gorda. Salvar el prestigio de la incólume 4T, que en este caso se demostró que hizo agua.   


Ahued lo sabe, lo debió saber y sopesar antes de renunciar y con todo y ello lo hizo, precisamente por ser como el Presidente bien lo describió en público. 


El documento que Ahued habló con hacer público ahí quedó en las manos del Presidente. Para Ahued carecerá de valor político más adelante en caso de que desde Palacio se decida el borrón y cuenta nueva, sabiendo no lo denunció oportunamente como marca incluso la ley. 


Para AMLO, ese documento representa ahora una verdadera papa ardiendo, ya que sin duda será uno de los termómetros para que los mexicanos sepan si el combate a la corrupción es verdad o solo un eslogan más de su campaña. 


Habrá que ver qué hace el presidente. Hoy, cuando menos hoy, la 4T ha quedado exhibida, con las tripas y las entrañas mosqueándose. 


@frlicona

 
 
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