Hay políticos que se hacen una imagen y solo encuentran acomodo dentro de los de su clase. Los hay conciliadores, inteligentes, mentirosos, honestos, serios. Los hay fuertes pero con manos de seda. Los hay quienes se ganan fama por parecer ‘chivos en cristalería’. Dentro de esta última clase se le reconoce al panista poblano Javier Lozano. 

Por ello, cuando este martes por la tarde se dio a conocer la noticia de que había sido nombrado por el Presidente de la COPARMEX, Gustavo de Hoyos, como el vocero especial de ese organismo, lo primero que se pensó fue que los empresarios le habían cantado la bronca al Presidente Andrés Manuel López Obrador y enviaban al frente de batalla al más bragado y pendenciero de los políticos mexicanos. 

Tal fue la avalancha de comentarios por el estilo que los empresarios se apanicaron y casi de inmediato lo  “desnombraron”. 

Los empresarios podrán ser lo que sea, pero no son suicidas como para pelearse de verdad con quien manda en el país. 

¡No hay borracho que coma lumbre! 

El asunto es que Javier Lozano no se explica por qué Hoyos lo separó del cargo a las pocas horas. Él se explica, en las entrevistas que se le han hecho esta mañana en medios nacionales que ‘Es frustrante que un proyecto que hablamos durante meses termine en una chambonada, de alguien que no supo operar el asunto’. Y afirma Lozano que ‘Hoyos sufrió presiones internas y tuvo amenazas de quitarle patrocinios’. 

Y pues Lozano tiene mucha razón, pues en la política de altura los ‘chivos en cristalería’ no funcionan, ya que son capaces prender fuegos que traspasan lo político y llegan a lo personal y así no es la política. 

Los astutos empresarios se olieron que lo que quería Lozano no era un sueldo, sino una ‘charola´ para tener cómo atacar al Presidente y a la 4T. 

Ni modo, una vez más Lozano se quedó sin chamba.