Londres, 27 May (Notimex).- Un análisis de dos científicos del Imperial College de Londres sugiere que si la captura y almacenamiento de carbono se aceleran y siguen a ritmo creciente, se necesitarían 2 mil 700 millones de toneladas de dióxido de carbono para ser bombeado de vuelta a los pozos de petróleo abandonados y otros depósitos, a fin de mantener el calentamiento global a menos de 2 grados Celsius.
“Hay mucho espacio para la mayor parte de los principales gases de efecto invernadero en el planeta, siempre y cuando esté atrapado y almacenado bajo tierra”, indicaron Christopher Zahasky y Samuel Krevor, autor y coautor, del Imperial College.
La nueva investigación confirma que, cuando se trata de espacio de almacenamiento, no debería haber ningún problema sobre la captura y el secuestro de carbono, conocido por los ingenieros climáticos como CCS.
La captura de carbono está inscrita en los planes intergubernamentales para combatir el cambio climático: la teoría es que, además de aumentar la inversión en energía renovable, como la energía solar y eólica, las plantas de energía existentes que funcionan con carbón, petróleo y gas podrían atrapar los desechos de dióxido de carbono y sacarlo de la circulación atmosférica.
Cómo y en qué escala podría hacerse, es un tema todavía sujeto a debate mundial, pero al menos no hay ningún problema acerca de si existe un almacenamiento seguro para el gas de efecto invernadero comprimido y licuado.
El análisis, publicado en la revista Energy & Environmental Science, sugiere que si la captura y el almacenamiento se aceleran ahora y continúan a un ritmo creciente, se necesitarían como máximo 2 mil 700 millones de toneladas de dióxido de carbono para ser bombeado de vuelta a los pozos de petróleo abandonados y otros depósitos, para mantener el calentamiento global a menos de 2 grados Celsius por encima de los niveles preindustriales para 2100.
Dado que la mayoría de los cálculos concluyen que podría haber espacio de almacenamiento subterráneo disponible para alrededor de 10 mil billones de toneladas de gas, el almacenamiento en sí no es el problema.
CCS parece una buena idea, pero algunos científicos climáticos se han preocupado de que sea una distracción del verdadero desafío: dejar de quemar carbón, petróleo y gas.
Otros se preocupan por la falta de inversión pública; algunos más, porque se preguntan si un gas de efecto invernadero potencialmente volátil puede mantenerse en el suelo de forma segura durante miles de años.
Por lo tanto, señalan los investigadores, CCS es solo una parte de la respuesta al problema; las naciones todavía tienen que cambiar a fuentes renovables, usar toda la energía de manera más eficiente, ajustar la demanda alimentaria global y tomar medidas para restaurar los grandes bosques del mundo para prevenir la catástrofe climática, que se generaría si las temperaturas medias del planeta superan los 3 grados Celsius y el nivel del mar sube hasta un metro antes de fin de siglo.
Los primeros intentos de almacenar gases de escape industriales de dióxido de carbono comenzaron en Noruega en 1996 y, aunque el progreso se ha debilitado, en los últimos 20 años la capacidad ha crecido un 8.6 por ciento a alrededor de 40 millones de toneladas al año, y ahora el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) incorpora CCS como parte de la combinación de acciones necesarias para contener el cambio climático descontrolado .
La brecha es colosal: en este momento, el mundo emite 37 mil millones de toneladas, o 37 Gt, de gases de efecto invernadero cada año a la atmósfera para generar alertas planetarias cada vez más rápidas.
"Descubrimos que incluso los escenarios más ambiciosos probablemente no necesitarán más de 2700 Gt de recursos de almacenamiento de CO2 a nivel mundial, mucho menos que los 10,000 Gt de recursos de almacenamiento que los informes principales sugieren que es posible. Nuestro estudio muestra que si los objetivos de cambio climático no se cumplen para 2100, no será por falta de captura de carbono y espacio de almacenamiento". |