Los señalamientos públicos que describen con detalles la presunta voracidad, opacidad y la probable corrupción en la asignación de contratos por parte de los titulares de la SIOP del Gobierno del Estado de Veracruz, Elio Hernández Gutiérrez, así como del director del Centro SCT en Veracruz, José Adalberto Vega Regalado, son cada día mayores y más específicos. 

Mientras tanto, el Gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez, y el Secretario de la SCT, Javier Jiménez Espriú, parecen no darse cuenta de lo que sucede en estas dependencias que se ubican en la cumbre de los mapas de riesgos en cuanto a corrupción se refiere. 

Habría que suponer que a estas alturas la Contralora General del Estado, Mercedes Santoyo Domínguez, y el Contralor Interno de la SCT, Jorge Pedro Castolo Domínguez, ya deben estar al tanto de los señalamientos públicos, y que cuando menos ya debieron iniciar sendas auditorías… a menos, claro, que se hagan de la vista gorda por encargo o por ineficiencia. 

Constructores locales se quejan de ser marginados de los procesos de licitaciones y de una serie de irregularidades en la asignación de obras directas. Contratar foráneos no es una irregularidad per sé, pero obras atrasadas por falta de capacidad de constructores foráneos dan cuenta de que la ‘mano negra’ de Elio los favoreció sin analizar su capacidad constructiva y financiera, lo que puede ser constituirse como una violación a la normatividad. 

En el caso del director del SCT diversos organismos constructores de Veracruz se reunirán en breve con diputados federales ante quienes, aseguran, expondrán pruebas de las irregularidades de este funcionario. 

Las preguntas son: ¿Qué esperan los contralores para caerles encima? ¿Cuándo realizarán auditorías de a deveras y no a modo? ¿Los exculparán a priori como se hizo con los notados actos de nepotismo y corrupción que se han dado en el Gobierno? ¿Se hacen de la vista gorda por encargo o por ineficientes?