Como se esperaba, Emilio Lozoya Austin está en México desde esta madrugada. También, como era de esperarse, no pisó la cárcel como parte de su “acuerdo” con el Gobierno Federal (que no con la FGR) y fue trasladado a un hospital al Sur de la Capital de la República. 

Huelga decir que en este momento es un testigo clave para una causa que impulsa la actual administración federal: el combate a la corrupción (del anterior gobierno, desde luego). 

Se mencionó muy al alimón la existencia de “grabaciones” relativas a las negociacione$$& que desembocaron en la aprobación de la reforma energética. Sin embargo, ojo, no se vaya con la finta pues hay que entender para quién va este mensaje-advertencia, pues aunque muchos piensan que la piedra va dirigida a insignes priístas… en realidad podría no ser así. 

Es bien sabido en lo círculos legislativos que en aquella LXII Legislatura, a los legisladores del PRI sólo se les transmitió la “solicitud” del Presidente de la República de aprobar la Reforma y a fin de mes, a través de sus Coordinadores Estatales, les fue entregado el “agradecimiento” por su disciplina, en efectivo y sin mayores aspavientos. ¿Qué caso habría tenido grabarlos si eran de casa? 

Por tanto, las supuestas grabaciones con las que negoció Lozoya Austin serían en realidad de Legisladores distintos al PRI. 

Directamente, se dice que la amenaza es para Acción Nacional y uno que otro Gobernador actual, antes Legislador, que votó a favor. 

Con ello, se cerraría la pinza para terminar con la idea de un bloque opositor para 2021. 

Todos calladitos, todos disciplinados.

Esta es una perla de Rogelio Barrios, colaborador especial para temas políticos nacionales en Política al Día.