Hace unos días, 200 jóvenes del Cobaev de Catemaco concluyeron su preparatoria. Sin duda una ocasión feliz para ellos, para sus familias y para el admirable personal docente que los acompañó en esta etapa de su formación. Un éxito académico que no es menor y que deberíamos celebrar todas y todos por lo que significa para la movilidad social de nuestro país.
Y es que los años de neoliberalismo en México dejaron cicatrices en todos los quehaceres de la vida nacional, incluida la educación de nuestras y nuestros jóvenes.
Festejamos el cierre de ese capítulo de las políticas públicas mexicanas como se festeja un armisticio cuya ansiada llegada, sin embargo, no alcanza por sí sola a borrar de pronto las huellas de la cruenta batalla. El neoliberalismo se fue como se van las guerras: dejando a su paso un panorama de ruinas marcadas por proyectiles y bombas.
¿Qué efecto tuvo en la educación nacional y por qué lo comparo con el de una postguerra? Por las siguientes cifras: De cada 100 niñas y niños que entran a la primaria en México, 92 la terminan, pero sólo 88 entran a la secundaria. De esos 88 estudiantes, sólo 73 terminan la secundaria y únicamente 66 ingresan a la preparatoria. De esos 66, solamente 46 terminan su bachillerato.
Menos de la mitad de las niñas y niños que entran a primero de primaria terminan con éxito la preparatoria.
Significa que más de la mitad de las y los jóvenes se nos quedó en el camino, prácticamente todas ellas y ellos por falta de medios económicos y por falta de oportunidades.
La cosa no termina ahí: de los 46 jóvenes que terminan la preparatoria, sólo 35 ingresan a la universidad y, de ellos, sólo 25 terminan su educación superior.
Revertir ese legado de desinterés oficial por las y los estudiantes es una tarea enorme. Responderle a esos jóvenes extraviados del camino de la escuela es una obligación toral de todos los órdenes de Gobierno.
Atender a esa realidad dramática explica con claridad el propósito de programas -tan criticados por la derecha- como Jóvenes Construyendo el Futuro y la red de Universidades del Bienestar Benito Juárez, de la que se construirán 100 planteles en todo el país.
Acompañado de una gran amiga, la diputada Elizabeth Cervantes de la Cruz, visité el campus Huayacocotla de esta universidad. Fue un enorme gusto atestiguar el avance de las obras que representan la nueva visión del Gobierno de México con las generaciones más jóvenes, a las que queremos arraigar en las aulas y con los libros en las manos.
Uno de los legados del presidente Andrés Manuel López Obrador que mayor impacto profundo tendrá en el tiempo será, sin duda, haber volteado la mirada a las y los estudiantes.
Diputado local. Presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso de Veracruz. |