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EL RIESGO DEL PRESIDENTE
De la columna "Línea política"
Por: Agustín Contreras Stein
2020-08-27 - 20:01:24 /

ENTRE lo que se parece a una lucha contra la corrupción y lo que evidencia como una venganza política, Andrés Manuel López Obrador, camina sobre un campo minado que en cualquier momento puede explotar.


El riesgo del Presidente, no parece medirlo nadie, aún cuando se trata de un asunto de seguridad nacional, mucho más que aquél que generan los grupos violentos del país, a los cuales, el mismo mandatario no les tiene miedo, porque no son, por ahora, su prioridad.


El combate al narcotráfico, se ha quedado en veremos, pues el interés está puesto en los actos de corrupción cometidos en el pasado, pues los que se están ejecutando en el presente, serán cosa de quien venga después del ahora mandatario nacional. En este sentido habría que pensar en su hermano Pío López Obrador, que será una de las figuras en que se fije el futuro ejercicio sexenal, si es que cambia de protagonista.


Es así como se va estilando en los últimos gobiernos de la República, quedando bien con el pueblo, poniendo, detrás de las rejas a uno o dos pescados grandes y una buena cantidad de charales que consiguen muy pronto la liberación, pues se trata de taparle el ojo al macho, como un valor entendido entre quienes han gobernado y los que pasan a ser los protagonistas políticos del presente.


Pero, ahí viene el pero, cuando alguno de esos protagonistas del presente, en su afán político, se le pasa la mano y pretende, como ya está sucediendo, llamar ante el banquillo de los acusados a quien o quienes fueron poseedores del poder político de la nación y que tan solo por ello, tengan que ser respetados, bajo un acuerdo no escrito. Así sucedió con el PRI y luego el PAN, pero ahora que una tercera fuerza ha llegado al poder, se descompone, de pronto, este escenario para darle otro sentido generado por un sentimiento mayor y más corrosivo como es la venganza política.


López Obrador, se ha obnubilado y con una sola idea en su mente ha venido gobernando un país que requiere y necesita de toda la atención para salir en tiempos meramente delicados por todos los lados que se le quiera ver.


El Jefe del Poder Ejecutivo, no disimula, para nada, sus meras intenciones de poner en serios aprietos a los ex Presidentes, aún cuando sabe perfectamente bien que está actuando sin fundamentos, ni tampoco posibilidades de que esto se concrete, porque, sencillamente, no se puede ir en contra de todo el sistema jurídico que tiene la responsabilidad de administrar la justicia.


El Presidente, ha estado hablando, diríamos que de más, con la sola idea de usar a los ex Presidentes, sus enemigos más acérrimos en este país, para respaldar su imagen y posible sostenimiento del poder que tiene, sabiendo de antemano que existe entre el pueblo mexicano, mucha inconformidad con el pasado, como la tendrán, sin duda, dentro de unos cuantos años en contra de todo lo que está sucediendo ahora. Para López Obrador, viene la carga más pesada, la cual será mantener el poder hasta en tanto estas generaciones de políticos afectados por sus ansias de venganza, no dejen de existir. El Presidente, está en riesgo, por esta y muchas otras razones que se pueden manejar, pues está rebasando los límites establecidos, como ya hemos comentado, en un acuerdo no escrito, pero ciertamente respetado.


López Obrador, dentro de su entender o no entender de las cosas, se la está jugando, sabiendo de antemano que está rompiendo con las reglas no escritas que por siempre han mantenido la estabilidad política y gubernamental en este país.


Pero, muchas veces, el resentimiento profundo, no deja que las mentes piensen correctamente, tanto que en el caso del Presidente, está intentando, en este momento, involucrar en su venganza al mismo pueblo que él mismo ha calificado como bueno. Le avienta la bolita de decidir si se castiga o no a los ex Presidentes, lo que resulta ser, prácticamente, una locura, porque si éstos son responsables de alguna ilegalidad, existen las instituciones que se encargan de perseguirlos y ponerlos ante un juez, para ser juzgados conforme a derecho. La intervención del pueblo, en una consulta, sería una verdadera irresponsabilidad del Presidente, que lo llevaría, necesariamente, a encontrarse con un juicio político de grandes consecuencias.


Nadie puede hacerse justicia pos sus propias manos, aún cuando lo ordene y disponga el que se dice nuevo Mesías de los mexicanos.


Con sus acciones, López Obrador, pone en peligro su vida, pone en peligro la estabilidad jurídica, pone en peligro la gobernabilidad del país y pone en peligro al mismo pueblo mexicano. 


Ojo, López Obrador, está generando un linchamiento, fuera del orden jurídico establecido en las leyes y el propio Estado de derecho, que ante todo, debe perdurar.


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