Columna Política Express

Entronizar a la vieja y rancia clase política priista, enfila a la desaparición de ese partido, hoy más que nunca
Por: Rogelio Barrios @rogeliobart
2020-09-03 - 18:28:47 /

Dulce María Sauri Riancho /

Con la ausencia de una bancada hegemónica en la Cámara de Diputados, desde 1997 se diseñaron reglas muy claras para el reparto de las principales posiciones de poder: la Presidencia de la Junta de Coordinación Política, la Mesa Directiva y el Comité de Administración, entre otras. 


Estas reglas, evidentemente, van en función del peso específico de las diferentes bancadas en las Cámaras. 


Sin embargo, en el 2018 el escenario electoral repitió una escena que no se había visto desde dos décadas atrás, y fue la llegada de un partido con una abrumadora mayoría, frente a una oposición atomizada. 


Pese a lo anterior, en cumplimiento a la legalidad y a las reglas establecidas desde finales del siglo pasado, se les otorgó la Presidencia de la Mesa Directiva en el segundo y tercer año de ejercicio. 


El reciente sainete protagonizado por el inefable Gerardo Fernández Noroña, con la complacencia de los “ultras” de la autodenominada “4T”, demuestra el talante autoritario de quienes llegaron al poder junto con el presidente López Obrador que se traduce en la necesidad de acallar cualquier voz discordante. 


A regañadientes pues, la bancada mayoritaria tuvo que honrar los acuerdos parlamentarios y aceptar la presencia del PRI en la mesa directiva pero, como escribió en atinada columna Don Francisco Licona, con el “bozal” de no tocar al presidente ni con el pétalo de una controversia constitucional. 


No obstante, un tema aparte es la tozuda negativa del PRI de tomar nota del resultado electoral de 2018 que castigó la corrupción de la clase gobernante y en general a la vieja clase política. Lo afirmo por la imprudente propuesta de encabezar la mesa directiva por una integrante de esa vieja clase política, me refiero a la ex-gobernadora de Yucatan, Dulce María Sauri Riancho, cuya trayectoria en nada abonó a convencer a los ultras de votar en favor, por lo que fue menester una segunda votación en la que fue “entronizada” en el sillón principal del Pleno con tan solo 7 votos más de los necesarios. 


Faltó olfato, faltó timing político y sobró soberbia en el pastor del pequeño rebaño tricolor (46 escaños) para entender que estos no son los tiempos de las “figuras” del PRI y sí de cuadros nuevos y frescos que cambien el rostro de la política y se pueda remontar del imaginario colectivo las imágenes de los políticos priístas de antaño. 


Si bien la bancada es pequeña, sí había más que Sauri Riancho para presidir la mesa directiva representando a ese partido. Si el argumento es “experiencia parlamentaria”, el área de Servicios Parlamentarios de la Cámara presta un excelente servicio de asesoría y apoyo, y si es por “olfato político” sin duda hay varios que cuentan con el mismo. 


Si la dinámica del PRI en 2021 va en el sentido de revivir ese tipo de figurones del priísmo más rancio y recalcitrante o de sus herederos, la desaparición de ese partido está más que cantada. 

 
 
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