Este lunes tocó el turno al Congreso del Estado de montar una Guardia de Honor ante el monumento al Padre de la Patria, Miguel Hidalgo y Costilla, en el parque del mismo nombre, pero que popularmente se conoce como Los Berros, como parte de los homenajes que se le tributan cada año con motivo del mes patrio.

Mi compañero diputado Rubén Ríos Uribe habló a nombre del Congreso y nos compartió una reflexión interesante: la conmemoración de este año no es como otras por el momento único que vivimos. Concurre en nuestro contexto actual una mezcla de extremos: por un lado, desafíos sin precedentes en nuestra generación –pandemia, crisis económica- y, por otro, la etapa de mayor optimismo fundado en el futuro de nuestro país.

Concuerdo con la conclusión a la que llega mi amigo: de esa combinación de nubes negras y luz de esperanza, triunfará esta última, precisamente porque la historia nos enseña que el indómito pueblo de México siempre prevalece sobre la adversidad.

Y en una coincidencia afortunada, la fecha de nuestra Guardia de Honor no podía ser más simbólica.

Me explico: minutos después, a más de 200 kilómetros de la esquina de las calles Diego Leño y Salvador Díaz Mirón de Xalapa, donde nos encontrábamos, se llevó a cabo otra ceremonia de honores a la Bandera, en la explanada de la sede del Instituto Nacional Electoral, en la Ciudad de México.

La celebraron no en ocasión del mes patrio, sino porque justo hoy empieza oficialmente el Proceso Electoral Federal que nos llevará a elegir, el próximo 6 de junio, a nuestra nueva Cámara de Diputados.

En esa fecha, para la que faltan 272 días, las y los veracruzanos renovaremos también a los 212 Ayuntamientos y al Congreso Local, además de que en otras entidades se elegirán a 15 Gobernadoras o Gobernadores –aunque los Procesos Electorales Locales empiezan oficialmente hasta enero-.

Será el primer proceso electoral –descontando la extraordinaria de Puebla- que ocurra en el marco de la Cuarta Transformación. Y por ello, será también una oportunidad de ratificar la decisión popular que en el 2018 mandó el mensaje contundente de que nuestra sociedad está decidida, por amplísima mayoría, a romper con el pasado.

Dentro de 272 días, en el año del Bicentenario de la Consumación de la Independencia, habremos de volver a tomar una decisión histórica. Así como hace dos siglos fuimos libres por decisión propia, el año próximo nos tocará decidir ser más justos, más solidarios con quienes viven en desventaja y más demócratas, entendido esto último en su etimología: más pueblo gobernándose a sí mismo.

No habrá mejor celebración de la Independencia que reiterando, vivo en nuestra rebeldía contra la injusticia y la corrupción, el espíritu libertario de quienes fundaron a esta patria.