López Obrador suele recordar con bastante desagrado el comportamiento de las corrientes en el PRD, una dinámica que sufrió en carne propia. AMLO recuerda que los intereses de los "caciques" prevalecían por los objetivos del partido y eso es lo que parece esbozarse nuevamente, solo que ahora en su partido, MORENA. 

El Presidente tiene muchos frentes de batalla abiertos. Enfrente, en las calles que él mismo tomó luego del supuesto fraude electoral del 2006, los de FRENAAA hacen camping y han tomado el Paseo de la Reforma advirtiendo que tienen financiamiento para estar allí por años. Eso, por cierto, no acongoja en nada a López Obrador, quien se nota hasta divertido con la protesta de FRENAAA. 

Sin embargo, lo que en verdad preocupa a Palacio es la guerra que se viene desarrollando al interior de MORENA, donde no contaban con la presencia del octagenario Muñoz Ledo quien en pose de rockstar está arrasando con todo. 

“Como en las guerras, a veces se deben adoptar decisiones drásticas para frenar al adversario”, advirtió el diputado y aspirante a la dirigencia Porfirio Muñoz Ledo, quien amagó al canciller Marcelo Ebrard con expulsarlo del partido si sigue impulsando la candidatura de Mario Delgado, quien también busca la presidencia guinda. 

Muñoz Ledo admite que la corriente social que encumbró a López Obrador en la Presidencia, fue una gigantesca ola en la que se llevaron basura y muchos llegaron a puestos clave sin tener credenciales, experiencia u oficio político.

MORENA se está desangrando por dentro mientras los aspirantes sacan a relucir sus mejores artes de guerra. 

Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum se disputan, hoy por hoy, el derecho a suceder a López Obrador, mientras que él, preocupado, solo atina a pontificar durante las mañaneras y esperar que algo le haga el milagro de volver a estar en una boleta electoral en el 2021 en la forma de Revocación de Mandato.