El pasado 5 de septiembre escribí aquí en Figuras y Figurones “Veracruz, ¡Ahora o nunca!”. 

Ahí, dejé establecido que muchos economistas y políticos de oficio hablan y se concentran en ver qué falla en el país y en la crisis económica de hoy y las catástrofes por venir, las culpas del pasado y cómo vencer a sus oponentes en las elecciones del 2021. 

Lo anterior, tanto del mismo presidente como de los grandes empresarios que rascan hasta con las uñas para llevarse una parte del Presupuesto Federal a sus cuentas bancarias aunque con ello el país se endeude. 

Desafortunadamente, el país se polariza políticamente y no dejan que camine a pesar de haber opciones increíbles para alcanzar mejores horizontes económicos debido a coyunturas internacionales que han modificado las áreas geográficas de oportunidades.

Sin embargo, muy pocos son los que quieren ver hacia adelante.

Pocos quieren entender que el mundo ya cambió y que las economías domésticas resienten y se benefician de los impactos de la globalidad -se quiera o no-, pero también, de que es y será de ella –de la globalidad- de donde vendrá la tabla de salvación para nuestro país. 

Dije en esa columna que ‘Hay que mirar, pues, los escenarios globales y aprovechar sus racionales maneras de obtener las salidas a crisis como la que México vive’ y señalé los datos fríos e internos de la Organización de las Naciones Unidas que afirman que por primera vez en muchos años los países desarrollados están mirando al vecindario. 

Estados Unidos y Canadá están mirando hacia México por la cercanía geográfica y las condiciones especiales de rápido aprendizaje de su mano de obra, amén de ser el mejor mercado de América Latina. 

Y México debe poner todo el talento necesario pues hay que reconocer que nuestro país ya tuvo en sus manos la salida pero equivocó el camino y dejó ir su primera e histórica gran oportunidad, ya que México y China arrancaron juntos en la fase de globalización mundial. En ese entonces, China participaba del 5% en el PIB mundial y México del 1.5%, pero a finales del 2018 China alcanzó el 25% mientras México apenas logró llegar a un pírrico 2.3%.

Lo que pasó, dije, fue que China guió, sustentó y pisó firme en políticas económicas mientras que México escogió el fácil camino de políticas comerciales que lo llevaron a firmar más de un centenar de Tratados de Libre Comercio y lo que consiguió fueron grandes déficits porque los inteligentes productores mexicanos nunca abandonaron el colocar su producción en el mejor y mejor pagado mercado de los Estados Unidos.

Afirmé, con base en los diagnósticos de la ONU, que el mundo empezó a vivir el nuevo esquema para las grandes empresas norteamericanas para que iniciaran el éxodo del suelo chino hacia nuevas economías por razones puramente económicas (que no comerciales) hacia territorios nuevos como por ejemplo México.

Y la respuesta a lo que aquí se apuntó no tardó en surgir y ser aprovechada en nuestro país, aunque desafortunadamente no aún en Veracruz. 

Ayer mismo, 24 de septiembre, el Embajador de Estados Unidos en México Christopher Landau, escribió en su cuenta de Twitter @USAmbMex, que una de sus prioridades es fomentar la relocalización de empresas norteamericanas. “Estoy en Guadalajara para la inauguración de una planta de producción para la empresa  Norteamericana @Enphase, que ha trasladado manufactura de China a México y están impresionados por la calidad de la mano de obra mexicana”, posteó. 

Enphase Energy es una compañía de tecnología energética, líder mundial de microinversores solares, que cotiza en NASDAQ con sede en Fremont, California, pero curiosamente no tiene ninguna fábrica en Estados Unidos sino en China, desde donde actualmente están emigrando. Enphase diseña y fabrica soluciones de energía doméstica basadas en software que abarcan la generación solar, el almacenamiento de energía doméstica y el monitoreo y control basados en la web. 

La empresa ya produce para exportación sus aparatos microinversores IQ7tm, lo que ayuda a la empresa a mejorar los tiempos de entrega de los clientes, aumentar la capacidad global y reducir las tarifas. A la fecha ha contratado a más de 650 empleados mexicanos con la meta de producir más de un millón de microinversores Enphase para el cuarto trimestre de 2020.

"Empresas estadounidenses como Enphase son un testimonio de los grandes beneficios que surgen cuando nuestras dos naciones trabajan en conjunto", dijo Christopher Landau, embajador de Estados Unidos en México. 

Durante el evento, el embajador Landau expresó que las operaciones de fabricación estadounidenses en México tienen beneficios para ambos lados de la frontera, y citó a Guadalajara como ejemplo de una ciudad en México que tiene un sólido potencial de crecimiento en el sector tecnológico’. 

Y aquí es donde viene la pregunta ¿Veracruz cuándo? 

¿Estará enterado Enrique Nachón García, titular de Desarrollo Económico y Portuario del Gobierno de Veracruz, de la migración de empresas norteamericanas y canadienses de China hacia México? 

¿Será que Nachón García tenga quizá una ligera idea de que de no actuar pronto podría Veracruz perder grandes oportunidades de millonarias inversiones directas generadoras de empleo? 

Como dirían coloquialmente, ahí está el pan, y si no la aprovechan para hacer despegar a Veracruz entonces habrá pasado una nueva administración sin pena ni gloria. Hoy más que nunca Veracruz tiene todo para crecer, y esto no se dice como un lugar común. Se afirma porque así es. El renovado y ampliado Puerto de Tuxpan, la ampliación del Puerto de Veracruz, el desarrollo de la zona del Istmo con todo y su tren, las carreteras y autopistas recientemente inauguradas, y muchas condiciones más, hacen que Veracruz tenga un potencial enorme como jamás antes lo ha tenido. 

Señor Nachón, ¿Hará algo con esta fruta madura y fresca que le dejaron en el huerto? ¿O seguirá viendo cómo tradicionalmente se ha llevado a la ruina a los comercios? ¿Seguirá viendo para atrás o verá hacia el futuro? En sus manos está, por si no lo ha notado, la oportunidad histórica de que Veracruz por fin despegue.   

@frlicona