Esta mañana los sabios bebedores de café discutían las cifras oficiales de la Secretaría de Salud con respecto al COVID-19, y en un abrumador consenso se determinó que éstas no convencen ni siquiera a los ardientes defensores de la 4T. Los más de 77 mil muertos reconocidos por COVID-19 podrían ser, en realidad, muchos, muchísimos más a estas alturas. 

En entrevista matutina, Héctor Hernández Bringas, investigador del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la UNAM, advirtió que la cifra de muertos podría ascender a cerca de 200 mil. 

Y es que Hernández Bringas, en la UNAM, se ha dado a la tarea de revisar las actas de defunción de la Ciudad de México y de dicha revisión se advierte que no todas las defunciones por causas relacionadas al COVID-19 están siendo cuantificadas. 

Una y media veces más el número de muertos oficiales, es la cifra más precisa que estiman en el Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la UNAM, lo que arrojaría alrededor de 190 mil muertos por COVID-19 al momento. 

Adicionalmente, Hernández Bringas advirtió que las actas de defunción no están actualizadas, pues hasta ayer en la tarde sólo permitía el acceso hasta el 20 de septiembre. 

Con respecto a la afirmación de López-Gatell de que las cifras de contagio están disminuyendo, advirtió Hernández Bringas que dicha afirmación tiene sustento solo en que la propia Secretaría de Salud ha disminuido el número de pruebas que realiza. Si no hay pruebas, no hay contagios y, obviamente, entre más prueban realicen más casos confirmados habrá. 

No obstante lo anterior, recalcó que es notorio que aunque las cifras de contagio oficiales bajen, lo que se mantiene muy alto es el número de fallecimientos, pues estos no se pueden ocultar tan fácilmente y en ocasiones lo que se hace es precisamente asentar en el acta de defunción causas de muerte diferentes a COVID-19. 

Se señaló que hay otras estimaciones de otros centros de investigación, que advierten que incluso habría que multiplicar por 2 o 2.5 veces más los muertos, lo que llevaría ya hasta el cuarto de millón de muertos en México por COVID-19. 

Canillazos duros y secos a las autoridades de salud que no han logrado ofrecer datos confiables a la ciudadanía, y sobre todo, con esa innegable baja en la realización de pruebas. Sin pruebas no hay COVID-19… ¡Chulada!