Muchas veces lo que sucede en las series de ficción o las películas estadounidenses se comprueba en la realidad. Funcionarios e instituciones no siempre se doblegan ante la figura presidencial y son capaces de llevarles la contraria aunque su puesto esté amenazado. No todo se rige por un proyecto, un sueño o el eterno apego a la ubre, sino también alineado a los principios y al fuero interno. 

Y es que Anthony Fauci, el principal epidemiólogo de los Estados Unidos y encargado de la política estadounidense para enfrentar al COVID-19, en una entrevista este fin de semana dijo que no le sorprendió “en absoluto” que Donald Trump se contagiara de COVID-19 después de ver el acto en el que nominó en septiembre a una nueva jueza para el Tribunal Supremo, evento al que asistieron decenas de personas sin mascarilla en La Casa Blanca. 

“Cuando lo vi por la tele, dije: ‘Madre mía, no puede salir nada bueno de eso’(…) y acabó siendo un foco de supercontagio”, destacó Fauci, quien lleva 36 años al frente del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de EEUU. 

Por lo anterior, Donald Trump se puso furioso y comentó “La gente está cansada de la COVID. La gente está cansada de escuchar a Fauci y a todos estos idiotas, estos idiotas que no acertaron (en su pronóstico). Cada vez que (Fauci) sale en televisión siempre hay un bombazo, pero sería un bombazo aún mayor si le despido”. 

¿Se imagina una situación similar en México? ¿Qué pasaría si López-Gatell no fuera tan “alineado” a López Obrador? Desde aquél lejano “más o menos” que dejó mal parado a Gatell cuando AMLO comentó que saldríamos de esto a finales de abril; desde aquél lejano día cuando tuvo que defender el “detente” de AMLO y asegurar que López Obrador no se puede contagiar porque no es fuerza de contagio pues tiene protección moral; desde aquellos lejanos días cuando todos pedían el uso obligatorio de cubrebocas y Gatell se resistía, hasta hoy, cuando ya es obligatorio pero insiste en excusar a AMLO y no pedirle que predique con el ejemplo como bien apuntó Esteban Moctezuma Barragán; desde aquellos días hasta hoy, tal vez mucho hubiera cambiado. 

A ninguno de los dos países le ha ido bien con el COVID-19, son el 1o y 4o lugar mundial en número total de muertos por esta enfermedad, por lo que tal vez el problema no esté en el encargado epidemiológico del país y su postura ante el Presidente, sino tal vez en la postura del Presidente ante la enfermedad.