Ahora, habrá que ver si les da tiempo de convencer a los votantes de ser la mejor opción como gobernantes, pues el pasado fin de semana los MORENOS dieron indicios de haber despertado de su borrachera electoral del 2018. 

Los Morenos dijeron lo que hace rato que se les venía advirtiendo en columnas políticas y sobre todo en las urnas donde se han llevado al cabo elecciones en el 2019 y 2020 (Tamaulipas, Aguascalientes, Durango, Hidalgo y Coahuila). 

Y es que en su borrachera ni cuenta se dieron de lo que se les podría venir encima más adelante en plena cruda. 

Por más que se señalaban públicamente los pésimos gobiernos municipales que estaban realizando los alcaldes de MORENA como por ejemplo el de Xalapa, Poza Rica, Coatzacoalcos y Minatitlán, no hubo poder humano que los hiciera esforzarse por mejorar. 

Los alcaldes de Morena han actuado con total prepotencia, han caído en criminales subejercicios presupuestales y se han confrontado con quien se les han puesto enfrente. 

Ahora que el daño parece ser irreversible es que diputados federales, locales y ediles de MORENA reaccionaron y reconocen que sus bases están desunidas y que en el 2021 pudieran repetirse escenarios como en los procesos electorales ya mencionados del 2019 y 2020. 

¡Nos unimos o perdemos! Es ahora el angustioso grito. 

Y está bien que así lo reconozcan pues es la pura realidad, pero quizá les vendría mejor reconocer que eso es solo una parte del problema y que también le jalaran las orejas a sus alcaldes, chance y les dé tiempo de evitar que su Titánic se les vaya a pique.