Luego de que el Secretario de Salud, Roberto Ramos Alor, fuera cuestionado por los señalamientos de la Auditoría Superior de la Federación por el caso de los miles de empleados de Salud que no fueron encontrados en sus puestos de trabajo lo que ocasionó observaciones millonarias, el Secretario quiso hacer alarde de sinceridad al explicarlo. 

Sin embargo, en su “sinceridad”, le pasó rayando la carrocería a la Auditoría Superior de la Federación. 

Explicó Ramos Alor que efectivamente, al momento de hacer la verificación -sobre todo en zonas de alta marginación- el personal señalado no se encontraba en su puesto y muchos de ellos fueron localizados realizando “cómodamente” actividades de apoyo administrativo en otras zonas. 

Al preguntarles el porqué estaban allí, señaló Alor, la respuesta era que así habían sido los acuerdos tomados con las autoridades sindicales. En ningún momento señaló que las observaciones de la ASF fueran falsas, pero eso sí, dijo que el problema se debió a la técnica de revisión utilizada por los auditores federales, quienes por miedo al contagio, realizaron auditorías “virtuales”, sin explicar si ello produjo un error o no, puesto que él mismo aceptó hay mucho personal que se encuentra laborando donde no debe. 

Con lo anterior no queda claro que pretende Ramos Alor, puesto que si un trabajador no está en su puesto de trabajo, sencillamente no debería estar en ningún otro a menos que tenga una comisión plena y documentada. 

Esto ha sido una práctica común desde hace tiempo… no es nuevo, pero de allí a señalar que la culpa es de los auditores que cambiaron la metodología, hay un enorme trecho.