Napoleón decía que las guerras se ganaban con dinero. Y es que para ganar una guerra se necesitan armas, soldados, avituallarlos, equiparlos, capacitarlos y profesionales de guerra que los dirijan.
Posteriormente algún avispado adaptó esa idea de Napoleón y quedó así: En la política las elecciones se ganan con dinero.
Durante casi 100 años el PRI invirtió mucho dinero para ganar las elecciones. Dinero, mucho dinero, además de promesas, mentiras, ajustes, intimidación y hasta la violencia.
El PRI llegó a armar una gran maquinaria del voto, con dinero.
Una gran maquinaria sostenida con gente que pensaba y otra que operaba las elecciones.
Hasta que la población se cansó y decidió que todo eso debía terminar.
Apareció un nuevo partido que en su primera elección formal llenó las urnas con votos espontáneos, gente que por su propia cuenta acudió a las casillas con una historia que ya conocemos. Pero ¿algo cambió?
Les relataré aquí lo que platicó para Figuras y Figurones un experto en elecciones que ahora se encuentra en Morena.
Las elecciones locales de Hidalgo y Coahuila nos dieron una gran lección. La gente que fue por su propio pie a las urnas ya no lo hizo como en el 2018.
¿Qué fue lo que pasó? Nuestro personaje -muy avezado en cuestiones electorales- concluye que el 2018 fue un punto de inflexión que difícilmente se volverá a repetir en el país, y que de nuevo quien quiera votos tendrá que pagar por ellos; tendrá que movilizar a sus ejércitos de votantes como lo hicieron en Hidalgo y en Coahuila los partidos de oposición que, pensando en su supervivencia, le invirtieron para revivir a sus operadores y acarreadores políticos sin contar con que soltaron el dinero a tiempo y donde debían; revivieron la maquinaria.
Las preferencias sí estaban con los candidatos de Morena, comenta, pero no ganaron o al menos no lo que esperaban. Nos barrieron en las urnas. El ‘carro completo’ que algunos Morenos románticos esperaban según sus encuestas no llegó.
Lo que de hecho hicieron los de MORENA fue inocentemente esperar sentados en la hamaca que la gente de nuevo saliera de sus casas a darles el voto con singular alegría.
Esperaban que de nuevo se hiciera el milagro del 2018, pero éste nunca llegó.
Pero de todo ello, los Morenos románticos aprendieron en los hechos en Coahuila e Hidalgo que las elecciones normales se ganan con dinero y con operación política.
Morena tuvo lo primero, pero se le quedó en las manos, no tuvieron a tiempo con quién repartirlo ni a quienes tocar para amarrar los votos comunitarios y corporativos.
Y es que en Morena también hay gente que ha llegado de otros partidos políticos que le saben mover al atole. Morenos que conocen el Sistema del Voto, que vieron antes que muchos lo que podría venir en esos estados y lo expusieron donde debían. Consiguieron su buena dosis de dinero para tratar de salvar esas dos elecciones pero ya era demasiado tarde. Les llegó el día de la elección sin una maquinaria de contacto y de acarreo. Pues Morena cuenta aún con muchos seguidores y militantes, pero no quien los organice para el voto, quien aceite la maquinaria para que ésta ruede.
Los dirigentes prácticos y románticos en Morena, a los que se les responsabilizó de esas dos elecciones locales, al rendir cuentas concluyeron e informaron que: El dinero fue suficiente y llegó, pero no tuvieron con quién repartirlo y desmenuzarlo; no hubo quien hiciera los amarres en colonias, ejidos, sindicatos; quien moviera a la gente en el día de la elección. Es decir, el dinero hubo y llegó, pero no tuvieron con quién repartirlo hacia abajo.
Por eso las elecciones que vienen en el 2021 serán distintas.
Dinero hay y mucho. Los partidos de oposición en muchos casos ya no son gobierno. Algunos partidos como el PAN le van a meter mucho dinero, de hecho lo han hecho para hacer posible las coaliciones con el PRI y el PRD, partidos descapitalizados y olvidados de sus cúpulas que además tienen el inconveniente de su tormentoso pasado. Morena tiene aún adeptos que bien movidos les van a dar resultados, asegura quien esto me cuenta. Lo de Hidalgo y Coahuila no se va a repetir, asegura.
Las nuevas estructuras políticas de Morena se alimentan ya de operadores políticos con experiencia pues, aunque usted no lo crea, los Morenos no quieren cometer el mismo error que cometió el PAN que apenas duró 12 años en el poder, ni los del PRI que no supieron aprovechar su regreso a Los Pinos y fueron sacados de ahí por la puerta de atrás con apenas otros 6 años de gobierno.
La estrategia es que los candidatos de Morena a gobernadores serán los responsables de armar sus estructuras y sus cuadros políticos operativos. Nada quedará a la imaginación ni a la suerte. Pero además, habrá dinero, ¡Mucho dinero! Pues conservar el poder actual bien vale la pena un buen billete.
Aquí en Veracruz cuando menos ya hemos visto que los operadores políticos están aceitados y por eso les urge que aparte de quienes estarán operando políticamente en las alturas, se defina bien quién realmente manda en el partido, pues de entrada podría quedar como un liderazgo por parte de Esteban Ramírez Zepeta en las zonas urbanas y grupos corporativos, por un lado; y Gonzalo Vicencio Flores en las zonas rurales, por otro.
Parece ficción pero no lo es.
@frlicona |