¡Qué tiempos aquellos Señor Don Simón!  

Hacía mucho tiempo que no se escuchaba esta expresión ¡Qué tiempos aquellos Señor Don Simón! Pero esta mañana en el café uno se los sabios bebedores de café la usó y hasta entornó los ojos llenos de nostalgia. Se dieron cuenta, dijo, que el sábado pasado en el PRI en lugar de aquellas fiestas y caras alegres en que se convertían los registros de candidatos parecían que estos iban a la fila en una oficina de hacienda. 

En principio y era obvio, debido a la pandemia no podía haber matracas, ni bandas musicales grupos jarochos. Menos cohetes ni acarreados, gritones pagados, aglomeraciones en la calle ni fuera del viejo edificio del PRI estatal. No hubo vivas ni repartidero de despensas. No hubo abrazos ni felicitaciones. ¡No se valía por la pandemia! 

Los políticos no pueden pasar ante los electores como desobedientes de las recomendaciones de las autoridades. 

Pero sí fue un registro de precandidatos frío, desangelado, de pura formalidad y protocolo a pesar de que el clima de la mañana estaba pasadero y hasta con un solecito medio sabrosón. 

De repente, otro sabio bebedor del aromático coatepecano detuvo al que hablaba e hizo una pregunta matadora: ¿Saben por qué están desenterrando a muchos políticos del pasado? 

Nadie contestó, así que quien lanzó la pregunta la tuvo que contestar: ¡Porque son los que tienen dinero! Unos lo tienen de familia y otros del esfuerzo y de su trabajo político de los últimos años trabajando duro al lado de Alemán, Fidel y Duarte. Y se fue de frente. Muchos de ellos no querían ser candidatos y pelearon a morir por ser de los elegidos plurinominales, pero ‘Alito’ Cárdenas seguramente les dijo “¡No! Tienen que ir a ganarse el voto, el Partido ya les dio mucho, ahora es tiempo de que ustedes le den algo de ello. El Partido los necesita”. 

Y la verdad que ahora sí, algunos de los elegidos tendrán que invertirle a la elección o hasta aquí llegaron sus carreras políticas. 

Y es que ahora, a diferencia de antes, ser candidato a nadie le garantiza que ganará. Las maquinarias de votos están enmohecidas, ya no hay con qué ofrecer quimeras, obras, cargos de elección popular, bienes del gobierno que regalar. Vaya, ni siquiera podrán ofrecer una simple chamba, porque los diputados apenas si pueden tener a su lado a una o dos personas según el presupuesto. 

Los tiempos cambiaron. Y en las urnas todo puede pasar y falta ver a quiénes ponen en las listas para diputados federales en los demás partidos de los llamados grandes que por el momento ya no lo son. 

¡Qué tiempos aquellos Señor Don Simón!