Con un tibio, sumamente tibio reclamo, el Consejo General de la Abogacía Mexicana (CGAM) emitió un pronunciamiento sobre el Libre Ejercicio de la Defensa Jurídica. 

Lo anterior toda vez que Andrés Manuel López Obrador llamó “traidores a la patria” a los abogados mexicanos que trabajan para empresas extranjeras en litigios energéticos. 

El Presidente del CGAM, Alfonso Pérez-Cuéllar, señaló a nombre del Consejo que los señalamientos relativos a una supuesta traición a la Patria por ejercer el derecho a la defensa son un “ataque a toda la profesión y una afirmación jurídicamente incorrecta”. 

Así, con ese argumento se quieren defender, yéndose por lo jurídico de que en la “traición a la Patria” no se tipifica la defensa jurídica. ¡Caray! Qué tibios. Es obvio para cualquiera que tenga los mínimos estudios que no se traiciona a la Patria al ejercer libremente la profesión. Aquí el asunto es que AMLO se metió de formal personal y con juicios de valor contra los que ejercen esa profesión y no le gusta, por lo que el reclamo debió ser en los mismos términos de juicios de valor y defender al gremio ante el embate sin sustento en el marco de las democracias modernas. 

No se pidió una retractación, no se exigió una disculpa, no se solicitó ni siquiera un “usted perdone”, se limitaron los abogados a señalar que hubo un ataque y que la traición a la Patria se configura de otras formas. ¡Que poco valor mostró Pérez-Cuéllar a nombre de los abogados! Si así se va a conducir, como dirían los clásicos, mejor “no me ayudes compadre”.