Tal y como fue ordenado desde el púlpito presidencial, la mayoría parlamentaria del partido del gobierno y sus aliados aprobaron sin mover "una sola coma", la contrarreforma eléctrica que fue remitida como iniciativa preferente por el Ejecutivo.
Con una enorme carga ideológica y sin escuchar las opiniones de nadie, al más puro estilo priísta ochentero, se aprobó un texto que adolece de técnica legislativa básica y que ha sido denominada en redes sociales como "ley combustóleo".
Más allá de si es o no "buena" para el "rescate de la soberanía nacional", lo cierto es que de entrada generará una carga de trabajo adicional al Poder Judicial de la Federación dada la lluvia de recursos de Amparos que se esperan sean promovidos por los diversos errores y horrores en el texto aprobado.
Pretender que la vuelta al pasado aprobada en el Senado va a detener el aumento de precios en los energéticos, es desconocer de manera supina el mercado eléctrico, parece que se olvida que el precio del kilowatt lo fija el mercado y es peregrino pensar que el KW generado por CFE va a bajar de precio usando centrales viejas y obsoletas.
En palabras llanas, lo avalado por los Senadores implica que dejará de privilegiarse la compra por parte de CFE-Suministro Básico de la energía más barata en favor de comprar la que genera CFE-Generación, subsidiaria de dicha empresa productiva del estado con una enorme pérdida en parte por lo obsoletas de la mayoría de sus plantas y por la carga económica que implican las condiciones laborales. La inversión que tendría que hacer el gobierno de la república para eficientar ese proceso de CFE es de muchos millones de dólares y evidentemente llevaría algo de tiempo esta puesta a tiempo.
Hay otro hecho por el que se metió el acelerador a esta iniciativa y que parece ser el verdadero motivo de su origen. Desde hace 20 años, un poco por presiones sociales y otro tanto por ciertos intereses internacionales, la CFE fue sustituyendo de a poco la quema en sus centrales de combustóleo, la "pluma" que salía de sus chimeneas era demasiado visible y se comenzó a hablar de los impactos a la salud en las comunidades aledañas a las mismas (en Veracruz es ancestral la lucha de los pescadores de la Laguna de Tampamachoco). De ahí que PEMEX perdió un cliente natural para este desperdicio de sus procesos. De ahí que con cierta jiribilla se afirme que esta modificación a la Ley responde a un afán de reactivar unidades de generación que queman combustóleo y diesel y que estaban en la reserva fría (apagadas pues), ante lo poco viables que son tanto económicamente como técnicamente, sin contar los problemas ambientales y sociales. Esperemos que los senadores que votaron a favor, se den una vuelta en Tuxpan, Tula, Salamanca o Manzanillo para que constanten el enorme problema social y ambiental que resuelven las centrales que queman gas.
Para una administración que vive pendiente de su papel en la historia, es una apuesta muy cara dado que el juicio de la misma no es a corto plazo y esta vuelta a los setentas representará un costo muy alto para muchos. Claro que cumple con el apotegma aquel de "primero los pobres".
(Lo anterior es una perla de Rogelio Barrios, colaborador especial para Política al Día desde la CDMX). |