Esta mañana en los cafés de la capital se analizó el caso del gobernador de Tamaulipas, Francisco Javier García Cabeza de Vaca, acusado por la Fiscalía General de la República por presuntos delitos de delincuencia organizada, operación de recursos de procedencia ilícita y defraudación fiscal equiparada; debido a lo cual, la FGR solicitó el desafuero Constitucional del gobernador tamaulipeco. 

El tema surgió luego de que el gobernador solicitó formalmente a la Comisión de Transparencia y Anticorrupción de la Cámara de Diputados suspender la comparecencia de Santiago Nieto Castillo, titular de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda, programada para este martes. 

Lo anterior con el fin de “salvaguardar el debido proceso” y “el derecho de defensa” respecto al expediente que tramita la Sección Instructora, encargada de elaborar el dictamen de procedencia o no del desafuero. 

Cabeza de Vaca alertó que “De violarse el régimen de secrecía y de realizarse actuaciones por un órgano legalmente incompetente que generen condiciones sugestivas sobre la presunción de inocencia o el derecho a la defensa, se actualizaría el efecto corruptor del procedimiento que se sigue ante la Cámara de Diputados y, por tanto, un vicio estructural y determinante de su validez”. 

¿A quién benefició con ello? A simple vista a sus acusadores.

¿Entonces por qué lo hizo? Fácil, para que la opinión pública no conozca lo que hay en su contra y el juicio popular lleve a la hoguera en su perjuicio y el del PAN. 

La advertencia jurídica le vino como anillo al dedo a la FGR pues si bien la comparecencia no se suspendió, Santiago Nieto rechazó informar a los diputados para no violar el debido proceso. 

Cabeza de Vaca sabe que una vez que el caso esté en su cancha no será desaforado ya que en el Congreso de Tamaulipas la mayoría panista estará a su favor y que a la 4T, el caso solo le alcanzará para llenar de lodo el escenario de la próxima elección de junio, pero lo que al parecer no han valorado es que de no desaforarlo lo estarán convirtiendo en el opositor panista más peligroso para la elección presidencial del 2024. 

Por ahora los canillazos se quedan en reserva esperando a ver en qué termina este borlote de grandes ligas.