Mucho se habla por estos días de la Fiscal General de Veracruz, Verónica Hernández Giadáns. Por cierto, cosas muy diferentes de lo que se escuchó en su momento de anteriores fiscales. Sin embargo, a mi modesto juicio, lo que ya se dice y se escucha, aún dista mucho de la realidad.
Pocos difieren, eso sí, que en los hechos fríos la Fiscalía ha cambiado. Entre esta Fiscalía y la de Jorge Winckler Ortiz hay notables diferencias. Entre esta Fiscalía y las anteriores hay un enorme trecho y no me refiero a resultados, pues es imposible saber cómo podrán terminar los números de Verónica Hernández Giadáns, mientras que ya se conocen los de los que la precedieron en el cargo.
Lo que sí se puede ya observar es que mientras los anteriores se montaron sobre viejas podredumbres y colocaron a sus hombres y mujeres de confianza sobre las mismas, Verónica Hernández Giadáns está empeñada en la limpieza, en el profesionalismo de la estructura y en la recuperación de valores éticos entre su personal.
Lo anterior, con mucha firmeza y si me apuran hasta con mucha fuerza, pues de qué otro modo se endereza un árbol que nació torcido.
Por ello, entre el personal de la Fiscalía tanto de la estructura central como de la descentralizada ya se siente la mano de hierro de la señora Fiscal.
¡Es implacable! ¡Perfeccionista! ¡La consigna es que todo lo que se haga en la Fiscalía debe ser apegado a derecho! ¡Si ganamos, ganamos, y si perdemos, perdemos! ¡La justicia no se negocia, se ejerce, se aplica!… Afirman fuentes al interior de la Fiscalía.
¡No permite errores humanos reiterativos! Y es que ella practica con el ejemplo, y es enemiga de las filtraciones de información reservada, me aseguran.
Desde que llegó a la Fiscalía, Verónica Hernández Giadáns ha buscado por todos los medios mejorar la economía del personal, su capacitación, su desarrollo humano y por lo mismo cada día exige más. Ha buscado que los exámenes de confianza se apliquen no solo a los jefes sino a otros niveles.
No obstante, aunque cada vez son menos las filtraciones y las malas prácticas, éstas continúan pero disminuyen su intensidad. Es decir, la justicia hoy se aplica parejo en la Fiscalía. La práctica común de expedientes mal integrados cada día es menor. Los casos que se presentan ante jueces cada día son más sólidos, más fundamentados con pruebas lo que genera que cada día se logren más vinculaciones a proceso.
Como es natural, las virulentas reacciones de abogados defensores no se han hecho esperar. Y no solo de éstos, sino también empleados que no se acoplan a las nuevas prácticas y exigencias, quienes insisten en dañar la imagen mediante ilegales filtraciones de información.
Las denuncias formales en contra de personal de los ministerios públicos y fiscales regionales que abogados enderezan directamente en contra de la Fiscal para presionar y buscar alguna negociación han fracasado ante la firmeza de la Fiscal de Hierro.
La Fiscal insiste ante sus colaboradores que la justicia no se negocia y humildemente, pero con firmeza les pide ayuda para desterrar esas viejas prácticas.
Como se podrá observar, de lo que hoy sucede al interior de la Fiscalía General poco se sabe aún, pero me aseguran que eso es lo que está sucediendo.
Quizá aún no haya resultados espectaculares, o al menos lo que algunos exigen, pero la estrategia de arreglar primero la casa podría darle resultados a la Fiscal y la verdad qué bueno que ello suceda, pues es un área en la que la sociedad quisiera confiar.
De seguir así, Verónica Hernández Giadáns tarde que temprano será conocida por propios y extraños como la Fiscal de Hierro.
Como dirían los clásicos… ¡Al tiempo!
@frlicona
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