En las elecciones intermedias pasadas de junio del 2021 no fue la primera vez que el PRD -fundado en 1989 por Cuauhtémoc Cárdenas, Ifigenia Martínez Navarrete y Porfirio Muñoz Ledo, recién salidos del PRI- perdió de fea forma… desde las elecciones del 2019 el PRD vive una crisis que cada vez empeora y que ha puesto a este partido político en un real peligro de extinción. 

En el 2019 el PRD perdió su registro en 10 estados del país, entre los que se pueden contar Colima, Tamaulipas, Sinaloa, Chihuahua y Coahuila, y se quedó tambaleando y raspando la vara en Aguascalientes, Baja California, Durango y Quintana Roo, según fue informado en su momento por Eleazar Camerino Márquez, representante del PRD ante el INE; hoy lo es Ángel Ávila Romero. 

Sin embargo, el golpe más fuerte lo recibieron los perredistas en las urnas durante la elección del pasado 6 de junio donde perdieron su registro en 15 estados del país por no alcanzar -de nuevo- el umbral de 3% de la votación local que requerían. 

En esta nueva ocasión el PRD dejó de tener presencia oficial en los estados de Chiapas -donde apenas obtuvo 49 mil votos de los 2.1 millones que se emitieron en las urnas, un verdadero rechazo popular-. 

En otros estados donde el PRD tuvo en su momento un muy buen bastión político no pudo alcanzar el 3% mínimo de votos: Baja California, Campeche, Chihuahua, Coahuila, Colima, Durango, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí, Sinaloa y Tamaulipas, donde de golpe perdieron las prerrogativas económicas del Estado, han dejado de tener representación en los Congresos Locales y sufren para mantener abiertas las oficinas y el pago a su personal. 

Por cierto, en Veracruz las cosas no le pintan nada fácil al PRD, sobre todo por falta de liderazgo. A Sergio Cadena Martínez su pasado político lo condena y no ha logrado convencer a los perredistas locales de que su paso por la administración municipal y estatal ha sido lo limpia que se requiere en un partido de izquierda. 

Uno de los puntos que han alejado al PRD de los votos ha sido la mala fama de la gavilla de bandoleros políticos mejor conocida como ‘Los Chuchos’ que formaron un férreo cacicazgo del cual proviene su actual dirigente nacional, Jesús Zambrano Grijalva, quien arrastra sobre sus espaldas el haber participado con el PRI de Enrique Peña Nieto y el PAN para poner a disposición a los extranjeros los recursos energéticos del país a través del Pacto por México. 

Aun con todo y la pérdida de clientela política, la dirigencia nacional de Jesús Zambrano privilegia el seguir recibiendo beneficios económicos del PAN, aunque abiertamente sigue sosteniendo ser un partido de centroizquierda, lo cual en los hechos lo pinta como un vergonzante partido satélite de la derecha que, incluso, en lugar de acercarse a la sociedad busca ser más y más radical en la derecha como quedó demostrado con la alianza impulsada por el senador veracruzano Julen Rementería al asociarse con la ultraderecha española.