TAL VEZ, ni siquiera estuvieron plenamente identificados como priistas, pero lo cierto fue que durante el tiempo que estuvieron en calidad de servidores públicos, con el aval del propio partido, hicieron lo que quisieron y destruyeron, en poco tiempo, el prestigio político del tricolor. Nos referimos a muchos personajes de la vida pública, como los recientemente vinculados a proceso por haber desviado la fabulosa cantidad de dos mil millones de pesos, recursos federales que al parecer, no se encuentran, pero que se supone fueron a dar a los bolsillos de los acusados, de sus familiares o de amigos que se hayan prestado a ocultar estas cantidades económicas que están fuera de la imaginación de muchos veracruzanos.

El PRI, como partido político, ha tenido que pagar gran parte de su desprestigio, principalmente en los procesos electorales pasados, donde perdió grandes posiciones por arrastrar los pecados de quienes se enriquecieron a sus costillas, dejándolo, prácticamente, a correr su propia suerte, mientras que esos desleales políticos, viven la vida sin mayores remordimientos.

Por eso, la vinculación a proceso, dictada recientemente por un juez federal, en contra de varios ex funcionarios gubernamentales, no le hacen daño al Partido Revolucionario Institucional, sino al contrario, lo están ayudando a limpiar su imagen y a tener mayores precauciones en el futuro, principalmente, respaldando e impulsando a perfiles políticos que fortalezcan su presencia en el ámbito político estatal. Los destructores del PRI, estarán siendo castigados severamente por la ley, siempre que ésta se aplique correctamente, sin dar paso a la impunidad.

Los ex funcionarios de la Secretaría de Finanzas y Planeación, que hasta ahora han sido señalados, tendrán que ser investigados y en el caso de resultar responsables de los grandes desfalcos, aplicarles la ley como corresponde, dándole la oportunidad al mismo partido que los cobijó alguna vez, de reponerse y aparecer nuevamente como una organización viable y fiable para seguir sirviendo a los intereses de las grandes mayorías en la entidad y a nivel nacional.

Y aunque la culpa no ha sido del propio partido político, por haberlos respaldado, la verdad de las cosas es que haciendo justicia, en éste y otros casos, estarán cubriendo parte de la deuda que alguna vez contrajeron con el partido político, que en su momento, fuera de la mayoría.

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(De la columna "Línea política")