Esta mañana y aquí se publicó que un Juez federal –Artemio Zúñiga- había acordado darle a Emilio Lozoya un nuevo plazo de  30 días en la investigación complementaria para que recabara los documentos necesarios que avalaran la partipación de otros exfuncionarios peñistas en los casos que se le siguen y por los que había sido vinculado a proceso, sorpresivamente, el Fiscal Federal Manuel Granados Quiroz pidió modificarle la medida cautelar, ya que Emilio Lozoya posee una cuenta de dos millones de euros en Liechtenstein, Alemania que podría utilizar para una eventual huida del país.

Por lo tanto la libertad por los próximos 30 días y quizá su huida a un país con los que México no tiene Convenio de Extradición se le esfumó al ex director de PEMEX y se quedó preso con prisión preventiva justificada.

Lozoya como ya se ha explicado aquí está acusado por lavado de dinero, cohecho y fraude, y este medio día al escuchar la determinación del Juez Federal de Control, sus abogados trataron de pedir una sexta prórroga de la justicia  pero de nada les valió, pues esa famosa cena que Lozoya tuvo hace unas noches con empresarios se presumió que estaba así buscando la manera de evitar la justicia mexicana y huir del país.

La determinación no impide que le funcione el plazo de un mes para que aporte pruebas al menos sobre el caso de Odebrecht, pero los tendrá tras las rejas.
Los abogados preparan ya documentos para tratar de evitar que Lozoya pase más tiempo en prisión.
Lo importante ahora es ver si por fin Emilio Lozoya aporta alguna prueba fehaciente en contra del expresidente Enrique Peña Nieto y otros altos exfuncionarios, pues no es lo mismo estar afuera que adentro. La cárcel afloja.